Cuando uno se encuentra pasando por momentos de bajón anímico, con la resaca de las fiestas navideñas y la añorada ilusión perdida de los Reyes Magos, no queda otra que volcarse en noticias alegres y optimistas que ayuden a olvidarse de subidas de impuestos, cuestas (más bien rampas de lanzamiento) de enero y el horror de las reyertas y asesinatos que comienzan a asolar nuestra ciudad con una peligrosa asiduidad no deseada.
Ibáñez, el gran Francisco Ibáñez recupera las mejores historias de Mortadelo y Filemón en una colección especial de 60 volúmenes. Un buen momento para que sus más fervientes y agradecidos lectores recuperemos algunas de las viejas historietas perdidas u otras que no han superado el paso del tiempo. También para que los más jóvenes se animen a conocer al que quizás es el personaje de cómic más importante de la historieta española. 50 años nada menos contemplan al gran maestro del disfraz Mortadelo y a su jefe, Filemón Pi, el gran poeta (es la vida cual un grajo, pues tan pronto estás arriba como te vas para abajo) que presumía orgulloso tras colgar en sus paredes los méritos obtenidos durante su época de estudiante (Certificamos que Filemón Pi ha sido vacunado contra la viruela).
En una ocasión, hará unos diez años, pude intercambiar unas breves palabras con el maestro Ibáñez. Fue durante una firma de ejemplares en El Corte Inglés de Badajoz. Yo elegí para la ocasión uno de mis Súper Humor favoritos de la colección OLÉ, en la que figuraba mi aventura corta favorita “Un día de campo”. Mientras don Francisco me dibujaba un Mortadelo gigante en la primera página, me escuchaba sonriendo y el menda le comentaba “Don Francisco, todo el mundo le alaba a usted como un gran dibujante, y no puedo estar más de acuerdo, pero no le dan la importancia a otra faceta que parece pasar desapercibida. Usted será un gran dibujante, pero todavía es mejor guionista”. No olvidaré su gran carcajada rebosante de gratitud, ni sus posteriores palabras agradeciendo mi pequeño discurso. Me confesó que en más de una ocasión ha insistido en los medios de comunicación que él no era dibujante, sino historietista, y esa faceta lleva implícita ambas cosas.
Lo dicho, ocasión inmejorable para seguir disfrutando con Mortadelo, espero que por 50 años más. Como despedida, aprovechando que este reciente 2012 es año olímpico, quiero recordarles a todos ustedes las palabras que pronunció Mortadelo sobre el asunto de la Olimpiada. “O limpiada con bayeta, O limpiada con estropajo, relucirá su cazuela, con detergente Cascajo” Sencillamente genial. La verdad es que después de todo lo mejor de las Olimpiadas siempre han sido Mortadelo y Filemón. ¡Mil gracias don Francisco!