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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

Muertos de hambre

 

Enrique Falcó. Cada vez más escéptico

 

Homer no pasa lo que se dice hambre

Homer no pasa lo que se dice hambre

Existen palabras y frases, tan lamentables como crueles, que jamás los seres humanos deberíamos pronunciar, bajo pena de purgar tales culpas en las calderas del mismísimo Infierno. Se dicen muchas tonterías últimamente, frases o insultos que pueden volverse contra nosotros en cualquier momento. Cuanto más tras los difíciles tiempos que prodigamos, y peores que se avecinan. La tensión laboral traslada a la vida familiar, o a la vida en común, lo peor de nosotros mismos, recordándonos aquellas palabras de Tomas Hobbes “El hombre es un lobo para el hombre”. Esta maldita crisis, o bofetada de dura realidad, nos está deshumanizando a pasos agigantados. Se mira al compañero de trabajo o a cualquier ciudadano con cierta desconfianza, sabedor de que en cualquier momento puede ocupar tu puesto de trabajo y desprenderte del pan de tu familia. Siempre parece haber alguien dispuesto a hacer lo mismo que tú, o incluso mejor, por menos cantidad. Para colmo, nuestros dirigentes y los Sindicatos nos siguen haciendo la cama agravando aún más la situación con la desesperanzadora reforma laboral. Con toda mi cultura adquirida hasta la fecha, a base de libros y periódicos, mi paso por el colegio, el Instituto Zurbarán de Badajoz, y la Universidad de Extremadura, con la consiguiente carrera añadida, aun no acabo de averiguar el porqué de una nueva reforma que se va a traducir en numerosos e inminentes despidos. Nunca comprenderé aquello de que abaratar el despido signifique más puestos de trabajo. Debe tratarse más bien de algo parecido a lo que mis amigos de la murga pacense, Los Murallitas, cantaban hace unos días en los preliminares del concurso de murgas del carnaval de Badajoz 2012 (preliminares del concurso que por cierto no se ha molestado Canal Extremadura en emitir, algo incomprensible a pesar de ser de gran interés para un buen número de extremeños). El famoso 3 x 1 lo llamaban ellos. ¡Qué lo que antes hacían tres trabajadores con un sueldo digno ahora lo hace uno, y por bastante menos dinero oiga! ¡Qué está todo pensado! ¡Así mañana monto yo una empresa no te joroba! A los sindicatos se les han acabado las ideas y muestran su total incompetencia, demostrando una vez más que lo único que saben hacer es convocar manifestaciones de despropósitos. Me consuela pensar, que con la reforma en la mano, igual podemos largar también a más de un político inútil con nóminas de tres ceros y contratar a algunos nuevos, mileuristas por supuesto, como la gran mayoría de los ciudadanos, de los que se pueden permitir el lujo aun de trabajar, claro.

En fin. El menda sigue siendo de la opinión de que todo esto no hace más que favorecer al empresario de turno, que no ya contento con la situación actual, se dedica a hacer leña del árbol caído, y aún a sabiendas de que prácticamente la situación de sus empleados roza la ilegalidad, con la excusa de la crisis obliga a parte de ellos a desempeñar tanto horas extras como funciones que no corresponden a la categoría y cuanto menos al sueldo del empleado.

Últimamente existen insultos que deberían obviarse más que nunca por aquello de los tiempos que corren. ¿Como se puede llamar a una persona muerto de hambre? De corazón opino que quien pronuncie esta frase realmente no es consciente de lo que dice, o bien la expresa en un tono de amable cachondeo. No ha de existir más miseria que aquella de pasar necesidad, como para que encima te lo echen en cara y te tengas que avergonzar por ello. Siempre he pensado que nadie se moría de hambre en este país, pero últimamente me asalta la duda. Se barajan cifras terribles de miles de puestos de trabajos perdidos cada día, y se escuchan voces de alarma de varias asociaciones y ONG advirtiendo de que en los bancos de alimentos, o en los comedores sociales, no se puede atender ya a tantos como acuden. Miramos hacia otro lado. Nos llevaríamos las manos a la cabeza si salieran a la luz los casos de los vecinos del cuarto b, en donde todos los miembros de la familia se encuentran en paro y viven de los 400 euros de la pensión de la abuela, o de aquel compañero que largaron del tajo hace dos años y que no tiene ya donde caerse muerto porque le embargaron su hogar. Pasar hambre, además de horrible, es causa de producir mofa y befa en estos miserables días, y existen para quienes el orgullo es más fuerte que el dolor de estómago.

¡Se levanta la veda señores! ¡Mariquita el último! ¡Van a llover puestos de trabajo para todos! ¡Eso sí, a qué precio! Muy pronto podremos encontrarnos tirados en cualquier esquina a esos directivos o jefes del curro que tanto odiamos y que cobran demasiado por no hacer nada. Dentro de poco les echarán por dos duros y con el sueldo que les pagaban contratarán a 3 ó 4 que cobrarán 700 euros al mes y podrán subsistir. Cualquier día nos reiremos de ellos y escupiremos por nuestras bocazas frases como “Míralo, es un muerto de hambre” y nos quedaremos tan tranquilos. “Homo homini lupus”.

Publicado en Diario HOY el 12/02/2012

Don de LOCH LOMOND

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