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Enrique Falcó

ENRIQUE FALCÓ

SANTOS E INOCENTES

Hoy 28 de Diciembre, celebramos la festividad de los Santos Inocentes. Quien suscribe se pregunta por qué no celebraremos al unísono tan magna festividad, pues todos contribuimos a ella de alguna u otra manera.

Inocentes somos todos, y Santos casi también ¡qué narices! Inocente es Zapatero pensando que va a sacarnos de la crisis y que va a repetir como candidato. Rajoy no se queda atrás apostando por su liderazgo y considerando que es él el más oportuno para hacerse con las riendas del país. Inocente es la Belén Esteban que se cree ahora guapa con el careto que le reconstruyeron hace un año a golpe de talonario y ahora se desmorona, y más Inocente que nadie es la madre de turno que piensa que aunque a su hijo le han “quedao” 7 en el fondo es “mu” bueno y “mu” estudioso pero el “profe” le tiene manía ¡Cuanta Santa Inocencia inusitada en aquel ingenuo padre que piensa que su hijita de 16 años colecciona latas de cerveza en vez de bebérselas! Así podríamos estar horas y horas porque en este país todos somos Inocentes…hasta que se demuestre lo contrario.

Yo mismo no dejo de ser un Inocentón, cuando a diario espero en el cruce para incorporarme a la autopista a que algún Santo del volante me ceda amablemente el paso. Hace dos días sin ir más lejos un amigo al que hacía tiempo que no veía me dijo “Coño Enrique, si estás hasta más delgado” y yo, Inocente perdido, que me lo creo y empiezo a notar que la camisa ya me queda un poco más holgada… ¡Las ganas mías!

Lo dicho, pongámonos de acuerdo y felicitémonos por la calle, unos a otros, sin ningún tipo de distinción, porque el día de los Santos Inocentes es el día de todos nosotros. Podríamos elegir como mártir de la causa al bueno del Marqués de “Mamarrach de la Courné” que a fuerza de ser Inocente cual ninguno siempre pensó que la piel negra de sus vástagos se debía a que el clima del sur de Francia era muy soleado, hasta que su esposa, en el lecho de muerte a causa de la sífilis le confesó la dura verdad. Y es que todos los criados de la casa eran de color…de color negro, quiero decir. ¡Que una cosa es ser Inocente, y otra cornudo… y gilipollas!

Don de LOCH LOMOND

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