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César Rina

Semana Santa en Cáceres

La mantilla eterna

Paca y su mantilla no se pierden una primavera. Juntas, desde hace años, han ido acoplándose a sus pliegues y roturas. Cada vez la falda más prieta y la peineta con más holgura.

Paca no es de ninguna cofradía, “que por las devociones no se paga”, pero se la puede ver delante de cada Virgen a lo largo de toda la Semana Santa. Embutida de negro, como una morcilla, llega la última a la formación pero se coloca la primera, “que la veteranía pesa.” No guarda silencio ni se mueve en línea recta. Saluda, cotorrea y se refresca.

En los escasos días soleados que nos regala la semana de Dios, de su bolso chorrea una hilera grasienta, del bocadillo de mortadela. A mitad de camino rompe filas y entra como un huracán en el baño de la cafetería. Para ella no existen las colas ni las esperas, “que por eso es la mantilla de la Virgen.” Los bares del centro la conocen de sobra. Paca se siente mantilla durante todo el año y aprovecha la mínima ocasión para recorrerse los servicios de las cafeterías, pedir vasos de agua sin vergüenza y tomar flores prestadas de los jardines públicos, “siempre para la Virgen.”

Paca es la tradición más consolidada de la Semana Grande, con sus cincuenta Miércoles Santos entre pecho y espalda.

Fuente: Lorenzo Cordero y Marisa Núñez - www.hoy.es

En la Semana Santa de Cáceres confluyen historias, tradiciones y cualidades de la más acentuada complejidad. Tratar de comprenderla desde el prisma religioso o turístico significa, cuanto menos, obviar la intrahistoria de la fiesta. El historiador César Rina Simón, amante de la Semana Santa Cacreña, nos ayudará a disfrutar de todos los colores del caleidoscopio.

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