Hace un par de semanas, a mi madre se le estropeó su antiquísimo teléfono móvil al caérsele al agua. Tras ponerlo en arroz unos días, secarlo al sol, pasarle el secador e intentar todo tipo de trucos que la gente recomienda, pero que no en todos los casos funcionan, le he dado mi anterior móvil, un Sony Ericsson Aino Zero, que no tiene Android ni nada de especial, pero que a ella la tiene fascinada.
El día de Nochebuena, como era tan aburrida la programación que había en la televisión, estuve enseñándole a ver vídeos en Youtube. Alucinó. No sabía ni que existía esa plataforma. Creo que esa noche ni durmió de la emoción que le producía ver sus videoclips favoritos cuando le apetecía, no como antes, que se pasaba el día con el canal 40 Latinos puesto en la televisión esperando a que saliesen las canciones que le gustaban.
Hoy, cuando he llegado a casa, me ha dicho toda emocionada que el otro día cogió wifi en la calle y que estuvo poniéndoles vídeos a sus amigas. Tras sorprenderme gratamente que mi madre supiese coger wifi, cuando no sabe ni encender el router en casa, y hacerle un par de preguntas, acabó confesándome que con este móvil se le gasta muy pronto el saldo.
He llegado a la conclusión de que Vodafone, con ella en Internet, se está forrando. Así que me ha tocado darle una clase de conexiones wifi toda la tarde. Tras cenar, cuando he visto que se ponía las gafas y cogía el móvil para enredar, he pensado: “¡Buff, a ver por dónde me sale ahora!” En efecto, hacía yo bien imaginando mal. Justo cuando iba a intentar escapar del salón sin que se percatase, me ha dicho: “¿Y qué es eso del Facebook?” ¡Llegó la pregunta que yo más temía!
Resulta que algunas de sus amigas se han hecho de Facebook porque hay una página del pueblo muy interesante que se llama: “Arroyo de la Luz, paisajes y fiestas”. En ella, aparecen fotos y noticias de los eventos locales: el concurso de belenes y árboles de Navidad, la gala solidaria, la San Silvestre…. Cuando le he mostrado a mi madre lo que era Facebook y las imágenes que aparecían en la página, se le ha encendido la mirada, como si hubiera descubierto un universo paralelo que desconocía.
No sé si dentro de unos días, cuando esté en Cáceres, me aparecerá una petición de amistad de mi madre, o cuando vuelva a casa me dirá que la registre, si Vofadone no la ha saqueado. Tampoco sé si debo alegrarme de que mi madre se interese tanto por la tecnología. He de reconocer que me tiene un poco acojonada. Primero, Youtube, después, Facebook y lo siguiente qué será: ¿leer Solita en Cáceres? Mejor no, gracias, que entonces va a saber más de mí de lo que me conoce ahora.