El año pasado, la gran carpa blanca que ocupaba parte de la Plaza Mayor en Navidades se cargó mi afición por sentarme a leer en las escaleras. Desde septiembre había cogido la costumbre de hacer del Arco de la Estrella mi cobijo literario, con un entorno perfecto: unas vistas increíbles, el ruido de fondo de los niños pequeños correteando, otros más mayores con skates haciendo piruetas en las fuentes, parejas paseando, turistas fotografiando, palomas volando… y otros muchos románticos como yo que disfrutaban de la lectura en un entorno tan privilegiado.
Sin embargo, una tarde me senté en lo alto de las escaleras a leer Sueño de una noche de verano y lo que tuve fue una gran pesadilla: mi ambiente idílico había desaparecido. La mayor parte de mi visión la ocupaba una gran lona blanca, muy fea, sin gracia, que solo me dejaba entrever los balcones más elevados de los portales de la plaza. El ruido de fondo ya no era tranquilo. Sí, se escuchaban niños, pero pegando voces, gritando, con eco, como risas enlatadas, y si a eso le sumamos la música tan estruendosa que se reproducía, más que parecer la Plaza de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad, parecía que estuviésemos a las afueras, en el ferial. Un ambiente no apto para dejarse llevar por la literatura.
Cuando mi hermano vino a pasar una semana conmigo en Navidades a Cáceres, la mayoría de los días terminábamos dentro de la carpa viendo a la gente patinar. A los niños les atrae lo llamativo, las luces de los cacharritos, el ruido. Algún día incluso nos atrevimos a meternos en la pista. Pero ser partícipe de una actividad divertida de la que estamos a favor las personas a las que no nos gusta la carpa blanca, no quiere decir que estemos de acuerdo con que se vuelva a poner otra vez la lona. El precio estético que tenemos que pagar por disfrutar de la pista de hielo es excesivo. Podrían instalarla en la plaza de toros como hace años o ponerla en la Plaza Mayor, pero haciendo un esfuerzo para que quede al aire libre. Quedaría muy navideño, a la vez que exótico, y se acabaría la polémica.