No me gusta Dani Alves. No me gusta como madridista. No me gustan sus ‘actuaciones’ en el campo de fútbol, más propias de un actor que de un futbolista. No me gustan sus piscinazos, su facilidad para ‘caerse’, que ni el Rey. Tampoco me gustan sus protestas y, ni mucho menos, el nivel de juego que está llevando esta temporada, aunque beneficie a mi equipo su bajo rendimiento. Sin embargo, tengo que aplaudirle y mostrarle todo mi respeto por el buen sentido del humor con el que se comió el plátano que le tiraron en el estadio del Villarreal para insultarlo y llamarle mono. Esa acción, en cuanto a repercusión después en las redes sociales y forma de protesta contra el racismo, fue la mejor respuesta que pudo dar.
Pero Dani Alves no ha sido el único brasileño al que han lanzado un plátano en un partido de fútbol para insultarlo. Hace unos años, le tocó también a Roberto Carlos, que por desgracia, no reaccionó de la misma manera y abandonó en encuentro que estaba disputando. Este tema me ha calado muy hondo porque me ha cogido leyendo estos días Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, y parece que no han pasado los años, y hace ya casi un siglo, unos 85 años, que escribió esos poemas. Esto no es Nueva York, pero sí que nos hemos contaminado y, ‘gracias’ a la crisis que vivimos, estamos más deshumanizados que nunca, con más pobreza y más diferencia social entre las clases, cada día más cerca de perder la clase media, si es que no la hemos perdido ya. Estamos perdiendo hasta valores, esos que a modo de derechos sociales, que parece que ya ni se recuerda cuándo se ganaron, nos están quitando a base de vendernos la precariedad.
Que un aficionado del Villarreal haya tirado un plátano a Dani Alves no deja de ser una mera anécdota, son muchos más los que, sin necesidad de lanzarle nada, lo llaman mono por las redes sociales o de manera despectiva hablando de fútbol con los colegas en un bar. Que esto nos sirva para luchar contra el racismo, lo que no consigue el gobierno sin una educación pública buena e inversión en cultura que ayuden a abrir la mente a esta sociedad, cada vez más cerrada. Tomémonos un plátano por Dani Alves como símbolo.