Cáceres acaba de hermanarse con Piano de Sorrento, una ciudad situada en el golfo de Nápoles, en mitad de la península sorrentina y bien conocida por la belleza de su costa y su ajetreo turístico, que comparte con lugares cercanos como Pompeya o la isla de Capri. Así que Cáceres, que no tiene ni siquiera río, tiene ya una población hermana con la que compartir la luz de sus acantilados mediterráneos y el perfume de la tierra. Quienes visitan la península sorrentina (cuyo nombre procede de ‘sirentum’, es decir, tierra de la sirena) saben que el perfume de sus laderas pegadas al mar es el de los limones, cultivados desde hace siglos y base de un producto, el limonchelo, considerado también otro de los iconos del ‘made in Italy’.

Lo que muchos no saben es que hasta hace 18 o 19 años el limonchelo no se producía de manera industrial: era tan sólo un licor que algunas familias elaboraban con los frutos de sus ‘jardinos’. Una de esas familias, la de Stefano Massa, ha conseguido en un tiempo récord distribuir el ya popularísimo ‘limoncello’ por 45 países y fabricar un millón de litros al año de un licor que es otro de los símbolos de Sorrento.

Lo singular de este empresario italiano no es sólo su perspicacia al haber adivinado una fuente de riqueza en unos limones cuyo aprovechamiento tradicional era reducido, sino la implicación de su empresa, Villa Massa, con la ciudad de Piano de Sorrento, donde preside una especie de patronato de turismo que es del que partió la iniciativa del hermanamiento con Cáceres.

El ‘liquore di limone di Sorrento’ pasea el nombre de la península italiana donde tenían sus villas algunos emperadores y patricios romanos, pero en la actualidad va ligado también a unas jornadas eno-gastronómicas en las que se premia y se comparte mesa con cocineros que poseen dos y tres estrellas Michelín. El empresario italiano hace que compitan sobre los manteles regiones como Véneto o la Campania y a la vez que promociona su producto, apoya y promociona su propia tierra. Eficiencia.

Cáceres quiere que Stefano Massa acuda a la ciudad a exponer su modelo empresarial. Seguro que acude. La pregunta es si aquí seremos lo suficientemente perspicaces para aplicarnos la lección.