ES un consuelo que la actualidad reserve huecos, pequeños refugios donde guarecerse del cansino asunto del separatismo catalán y sus matracas colaterales. En los últimos días ese consuelo –al menos en mi caso– llega en forma de libros, varios de ellos relacionados con autores de la Generación del 27, que están resultando ser más trascendentes y memorables que muchos personajes políticos de aquella época de la que no quedan, como se dice popularmente, ni los rabos…
Uno de esos libros ‘Gerardo Diego-Juan Larrea. Epistolario, 1916-1980’, edición de Juan Manuel Díaz de Guereñu y José Luis Bernal, se presentó el pasado martes en la Residencia de Estudiantes, en Madrid, que lo publica dentro de su proyecto Epístola y en coedición con la Fundación Gerardo Diego.
El volumen, de 1050 páginas, reúne más de 414 cartas que se cruzaron Diego y Larrea entre 1916 y 1980, aunque la mayoría son anteriores a junio de 1937 cuando la guerra civil interrumpe la correspondencia. Según señalan los editores, el periodo más intenso del epistolario documenta la estrecha amistad entre ambos poetas –que se remonta a sus años en Bilbao como alumnos de la Universidad de Deusto– y «desgrana el vivo diálogo poético y personal que mantienen entre ellos durante su etapa de formación y primera madurez», con numerosos datos inéditos sobre el proceso creativo de sus obras y de versiones tempranas de poemas que luego vieron la luz.
Es una garantía que junto a Juan Manuel Díaz de Guereñu, catedrático de Comunicación en la Universidad de Deusto y autor de monografías sobre Diego y Larrea, se haya encargado de la edición José Luis Bernal Salgado (Cáceres, 1959), poeta, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Extremadura, decano de su Facultad de Filosofía y Letras, autor de varias ediciones y estudios de la obra del santanderino, entre ellos ‘La biografía ultraísta de Gerardo Diego’ y ‘Manual de espumas. La plenitud creacionista de Gerardo Diego’, con el que obtuvo precisamente la séptima edición del Premio Internacional Gerardo Diego de investigación poética.
Mil páginas de un epistolario con el fondo de esa España que seguía desperezándose del siglo XIX y por la que desfilan decenas de nombres que van de Rubén Darío a Juan Ramón, de Antonio Machado a Ortega y Gasset, de César Vallejo a Neruda, más los de Bergamín, Salinas, Huidobro, Guillén, Dámaso Alonso, Aleixandre, Altolaguirre, Cernuda, Alberti… El universo de la ‘Edad de Plata’, como la bautizó José-Carlos Mainer.
Un libro enriquecido con poemas en el que los autores del epistolario no solo desvelan la complicidad de sus guiños creativos sino el deslumbrante escenario intelectual y artístico por el que transitan las figuras clave de ese paréntesis español.
La colección Epístola, de la Fundación Giner de los Ríos y la Residencia de Estudiantes, ha publicado ya entre otros los epistolarios de Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y el cruzado entre Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí. Buena ruta.