por ANTONIO GILGADO
Si tomamos como referencia el último control de la Policía Local, el 20% de los conductores que cruza el puente de la Universidad cada sábado de madrugada lo hace después de haber bebido bastante alcohol.
El dato no esconde ninguna sorpresa. Ya se sabe, unos vienen de la Urbanización Guadiana de cenar y otros van al centro o a Valdepasillas a rematar la noche. Rutas habituales a esas horas. El etilómetro de los agentes confirma la fea costumbre de unir volante y fiesta nocturna.
Hace pocas semanas el Ayuntamiento de Badajoz y el de Elvas participaron en una campaña conjunta para promover el ‘conductor’ abstemio entre los jóvenes y evitar accidentes de los que cruzan la frontera de madrugada.
La práctica de que un chico se comprometa a no beber la noche que conduce para los demás se ha extendido en el resto de Europa, pero en España no cuaja.
Quizá porque no es sólo una cuestión de edad, sino de cultura.
Por el puente de la Universidad también pasan padres de familia y compañeros de trabajo que quedan los fines de semana.
En ese 20% no están los que van de botellón al Vivero, pero sí los que vienen de cenar de los restaurantes de la margen derecha.
El conductor abstemio habría que promoverlo en las celebraciones familiares. Un cuñado cada sábado hace de chófer. Entonces quizá empiece a cuajar entre los jóvenes. Ya se sabe, los chicos hacen lo que ven a sus padres.