Pepa Fernández es una de las voces más populares de la radio española. Hace 15 temporadas, desde 1999, que esta leridana de Cervera, aunque de familia orensana, está al frente del programa No es un día cualquiera, que se emite las mañanas de los sábados y domingos en RNE. Ha sido distinguida con numerosos galardones en reconocimiento a su quehacer profesional, entre ellos el Premio Ondas 2008, el Micrófono de Oro, el Pica d’Estats, que concede la Diputación de Lleida; y el Premio a la Excelencia Picota del Jerte 2012. La entrevisto en Zafra, coincidiendo con una de sus frecuentes visitas a Extremadura al frente del programa que dirige y presenta. En esta ocasión ha sido con motivo de la divulgación del proyecto de turismo histórico y patrimonial, Ribera del Guadiana. Historia Viva, uno de los ejes del Plan de Dinamización del producto turístico Tierra de Barros/Zafra-Río Bodión, que impulsa la Diputación de Badajoz, en colaboración con los gobiernos de España y Extremadura, la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura (CETEX), contando con financiación europea de los fondos FEDER.
Sentados al atardecer en una terraza de la Plaza Grande de Zafra, tras haber regresado de la localidad de Feria, inmersa en plena festividad de las Cruces, iniciamos la conversación hablando de su relación con Extremadura.
A bote pronto no te podría decir cuántas he estado en Extremadura, pero son muchas, aunque la descubrí muy tarde, siendo ya mayor –explica Pepa-. La primera vez que me vine a Extremadura quizás debió ser en el año 2000-2001, con el programa de la radio. Yo entré en Extremadura por el Valle del Jerte y poco a poco me fue enamorando. La he recorrido de norte a sur, con viajes inolvidables para todo el equipo, como el que hicimos a Azuaga. Hemos estado en el Valle del Ambroz, en Mérida, Badajoz, Plasencia, en Cáceres varias veces, en Yuste, etc. Tengo muchos recuerdos asociados a mi descubrimiento de Extremadura, que ha sido tardío, pero intenso.
Tan intenso que incluso, como ya hemos indicado, en 2012 recibió el Premio a la Excelencia Picota del Jerte, reconocimiento que le hizo mucha ilusión, por el hecho de haber sido por ahí, por el Valle del Jerte, donde ella empezó a conocer esta tierra extremeña.
Pepa dice que es una mujer especialmente curiosa, que cuando va a un sitio le gusta descubrirlo, andarlo, conocerlo, con la limitación de tiempo que tiene. Preguntada por las sensaciones e impresiones que ha obtenido en estos años de conocimiento de Extremadura, nos dice que la palabra que mejor las define es sorpresa. En mis relatos de la infancia yo de Extremadura había oído contar la historia profunda de Las Hurdes. Esa era la idea que yo tenía de Extremadura. Y al llegar aquí descubrí un lugar con una luz espectacular, ciudades mágicas como Cáceres, que es una de mis favoritas; la buena gastronomía, con un jamón que es uno de los placeres de la vida a los que no estaría dispuesta a renunciar. Pero sobre todo descubrí lo amigable que es la gente, y no quiero que suene a tópico, porque no lo es. Hay una peculiaridad del carácter extremeño que es que se trata de gente que te hace sentir muy bien, vayas a donde vayas. He hecho grandes amigos en Extremadura y me encanta volver para ver a la gente que he conocido en los viajes con el programa de RNE.
No es un día cualquiera
Pepa Fernández se define como una pesimista positiva lo que le lleva a vivir con mucho respeto y prudencia la trayectoria del programa No es un día cualquiera, calificando casi de milagro que esté durando tanto tiempo a pesar de los múltiples cambios internos que ha vivido la radio pública. Y esa perdurabilidad la atribuye al apoyo de la gente que les sigue, les escucha y les ha mostrado un enorme cariño cuando ha habido la más leve sombra de incertidumbre sobre la continuidad del programa. Al tiempo siente que son unos privilegiados, por hacer algo que les encanta, porque a la gente parece que también le gusta y por hacer algo que les permite conocer, descubrir, visitar, muchos lugares. Reconoce que se trata de un trabajo físicamente duro, sobre todo para sus compañeros de equipo, que en muchos casos trabajan de lunes a viernes y después salen de viaje el fin de semana; pero que resulta enormemente gratificante, al tiempo de representar una gran responsabilidad ante esa audiencia para la que el programa es algo importante.
Respecto a la evolución del programa, Pepa considera que ha cambiado mucho desde que me hice cargo de él en 1999. Yo cogí la estela de un programa que tenía mucho éxito, el que hacían Magín Revillo y Nuria Guitart, y con el tiempo lo he ido adaptando hasta transformarlo en lo que yo creo que tiene que ser el programa, que es lo que hoy en día estamos haciendo. Y en cuanto a nuestra itinerancia –añade- no es algo especialmente buscado, sino que empezó un poco con la idea de sacar la radio a la calle y ahora mismo el problema es que tenemos lista de espera, no disponemos de fechas suficientes para atender toda la demanda que nos llega.
Periodismo y radio
Como periodista y profesional de la radio considera que la profesión periodística está mal, pero como todas. Hablas con un actor y te dice que el teatro está en crisis, hablas con un peluquero y te comenta que el IVA los está asfixiando. Aun así, el periodismo tiene algunas peculiaridades, como que ahora todo el mundo puede comunicar, puede mandar información a través de las redes sociales, de los blogs, etc. Eso hace que una parte de la esencia del periodismo haya desaparecido, pero no la otra, que me parece fundamental. El hecho de que todo el mundo pueda comunicar ha abierto una brecha en la fiabilidad de lo que recibimos y ahí, el papel del periodista debe seguir siendo fundamental: tiene que seguir siendo fiel a los principios básicos de la profesión. De hecho creo que tiene más sentido que nunca.
Centrándose en la radio, Pepa Fernández cree que es un caso especial ya que ha sobrevivido a todos los vaticinios agoreros sobre su futuro y, en su opinión, es el que más se ha beneficiado de las nuevas tecnologías: nos ha dado el poder de llegar a cualquier lugar del mundo. Antes recibíamos de tanto en tanto alguna carta de lugares alejados, como Alemania o Francia. Pero ahora con internet se nos escucha en cualquier lugar del planeta al que llegue la red. Ahora también puedes escuchar la radio que quieras, a la hora que quieras, gracias a los podcast. Y por último, la flexibilidad y agilidad de la radio, el poder llevártela contigo a cualquier parte, se ha visto todavía más facilitada por su incorporación a los teléfonos móviles. Es el maravilloso papel de la radio como compañera.
La conversación con Pepa Fernández va llegando a su fin con las luces y aromas del atardecer primaveral zafrense, pero resulta inevitable, como periodista, catalana –aunque de ascendencia gallega, como gusta resaltar- y asidua visitante de Extremadura, preguntarle por cómo puede estar afectando a las relaciones entre la gente el denominado proceso soberanista de Catalunya. Tengo la sensación de que es más una cuestión entre los políticos que entre los ciudadanos –afirma-. Como catalana que me muevo por toda España no percibo que haya ese clima de animadversión hacia los catalanes, ni de estos hacia los ciudadanos de otras partes de España. Que es un problema político, sí. Que se ha abierto un debate que hay que afrontar, que hay que resolver, también. Y hay que resolverlo bien, sin que quede una mala cicatriz. Por lo tanto este quizás sea un buen momento para que se resuelvan muchas dudas, muchas cosas que en el futuro pueden ser un gran problema. Como colofón cree que hay que moverse más, dialogar mucho más y moverse por la vida con curiosidad, con ganas de conocer al otro, con ganas de descubrir lo que no es lo tuyo. Cuando te mueves aprendes a querer nuevos lugares, sin dejar de querer el tuyo. Y eso es muy importante.
El remate a nuestra conversación lo pone Pepa con la recomendación de aquello que nadie debería perderse: un buen desayuno de pà amb tomàquet, jamón ibérico extremeño y una copa de cava.