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Adolfo Marroquín

Ciencia Fácil

De enfriamiento a calentamiento y viceversa

En la parte izquierda de la imagen superior, podemos ver la temperatura media del planeta, en base a los datos medidos o calculados, en los observatorios del hemisferio Norte, durante 1.850 años, desde hace 2.000 años hasta hace aproximadamente un siglo y medio. La línea recta roja nos indica la tendencia de la temperatura media del planeta en ese tiempo; sin entrar en los detalles matemáticos de los ajustes realizados, ni en la significación estadística del ajuste de la recta de tendencia, parece evidente “a simple vista” que la temperatura del planeta ESTABA BAJANDO a lo largo de esos 1.850 años.  ¡Nos encaminábamos pues a un enfriamiento global!

En la parte derecha de la figura aparecen los datos de los 2.000 años al completo y ahí podemos ver cómo las cosas cambiaron radicalmente en el último siglo y medio, en el que la subida de las temperaturas está siendo evidente, y la línea roja de tendencia ha sufrido un drástico quiebro, presentando una rápida subida, provocando lo que hemos dado en llamar “calentamiento global planetario”.

La figura de un tipo regordete, acelerado y lleno de papeles, cabalgando sobre el planeta Tierra, que me he permitido incluir junto a la línea roja de la tendencia final, quiere simbolizar las causas de ese violento quiebro en la tendencia; de acuerdo con el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) esas causas son fundamentalmente la masiva generación y consumo de energía, que acompañó a la Revolución Industrial.

 

 

La revolución industrial que abarca el período comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XX, es el cambio en la producción industrial debido a la masiva utilización de máquinas y equipos, cuyo funcionamiento exige la utilización de energía, a extraer de la naturaleza.

El rapidísimo incremento del número de máquinas y con ello el enorme crecimiento en la utilización de combustibles fósiles para mantenerlas en funcionamiento, dio lugar al lanzamiento a la atmósfera de millones de toneladas de los tristemente famosos GEI (Gases de Efecto Invernadero), que causaron el cambio en la tendencia de la temperatura del planeta, pasando del muy lento decrecimiento, al más rápido crecimiento del que se tuviera constancia en ninguna época anterior.

 

 

Las temperaturas comienzan entonces una subida, que elevó la temperatura media de la atmósfera del planeta en 0,7 ºC a lo largo del Siglo XX, y que ha seguido aumentando, cada vez a un ritmo mayor, en el XXI.

El cambio climático en general y en particular el calentamiento global, ha sido desde hace años un tema recurrente a través de muchos medios de comunicación. Pero… ¿Sería imposible que el Sistema Climático pusiera en marcha su inmenso potencial y “decidiera” recuperar la tendencia natural que venía llevando durante los milenios anteriores?.

Pues resulta que algunos científicos, expertos en clima, alertan de que el calentamiento global, podría llevar a la descongelación del hielo marino que cubre el Ártico y de los grandes glaciares de Groenlandia, lo que a su vez podría modificar las corrientes oceánicas, alterándolas e incluso llegando a detener las grandes corrientes del Océano Atlántico, rectoras en gran medida del clima.

Si eso sucede, es decir si la fusión masiva de hielo altera sustancialmente las grandes corrientes, provocando cambios sustanciales en el clima, la consecuencia podría ser, paradójicamente, el regreso a la línea de tendencia decreciente que el planeta seguía hace miles de años, retomando el camino hacia una nueva era glacial.

 

 

Sin el calor que aportan estas corrientes marinas la temperatura media en Europa y Norteamérica podría descender entre 5 y 10 ºC, una situación similar a la que ya se vivió en el planeta hacia el final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años. Algunos científicos creen incluso que este cambio en las corrientes marinas podría darse dentro de pocos decenios, los hay que aventuran que puede ser en 20 o 30 años; aunque ciertamente otros científicos, de hecho la mayoría, dudan de que eso llegue a ocurrir nunca, puesto que el Ártico y el Atlántico Norte son sistemas enormemente complejos, con muchas interacciones entre tierra, océano y atmósfera.

En todo caso, la duración de las glaciaciones “naturales”, tales como las que han ocurrido hasta ahora en el planeta, ha sido de decenas de miles de años, de forma que resulta impensable que ninguno de los actuales habitantes del planeta llegara a sufrir una, aunque se produjera. No obstante tenemos ejemplos, concretamente en Europa, de pequeñas glaciaciones zonales y pasajeras, que se presentaron con suficiente rapidez como para que una generación de europeos llegara a padecerlas, puesto que se produjeron en poco más de un decenio.

En el siguiente video, el conocido político y ecologista estadounidense, Al Gore, nos presenta esquemáticamente cómo funciona la cinta transportadora de energía del cinturón de corrientes oceánicas, en base a la circulación termohalina, así como qué es lo que ocurrió la última vez que esas corrientes se debilitaron, llegando a pararse la cinta transportadora, lo que provocó la Pequeña Era Glacial en Europa.

 

 

Como antes decía, en estos momentos no hay un pleno consenso entre los científicos, en cuanto a las repercusiones reales y los posibles efectos adversos, incluido el potencial retorno a la tendencia al enfriamiento, que puedan surgir tras el actual calentamiento global.

Se ha sugerido que la velocidad de la circulación termohalina puede ser afectada por diversos factores; como sería, la inyección de las aguas al sur de Groenlandia, que aun cuando siguieran siendo frías serían menos saladas, debido a la mezcla con el agua dulce procedente del deshielo del Ártico, de manera que este agua se tornaría menos densa, menos pesada, por lo que se hundiría a menor profundidad.

En lo que sí existe pleno acuerdo es en cuanto a que la alteración de las grandes corrientes oceánicas podría provocar profundos cambios en el clima y su tendencia. Aunque debe tranquilizarnos el hecho de que si el planeta recupera su milenaria tendencia, regresando al enfriamiento, a partir de ese momento sería el planeta y no nosotros quien estableciera el ritmo de la evolución.

Y dado que a la naturaleza no le gustan los desequilibrios ni las prisas, el rumbo del “nuevo cambio climático” se alargaría algunos milenios, pero desde luego sin prisas ni desequilibrios.

Adolfo Marroquín Santoña

Noticias y comentarios sobre temas científicos

Sobre el autor

Adolfo Marroquín, Doctor en Física, Geofísico, Ingeniero Técnico Industrial, Meteorólogo, Climatólogo, y desde 1965 huésped de Extremadura, una tierra magnífica, cuna y hogar de gente fantástica, donde he enseñado y he aprendido muchas cosas, he publicado numerosos artículos, impartido conferencias y dado clases a alumnos de todo tipo y nivel, desde el bachillerato hasta el doctorado. Desde este blog, trataré de contar curiosidades científicas, sobre el clima y sus cambios, la naturaleza, el medio ambiente, etc., de la forma más fácil y clara que me sea posible.


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