Tras hacerse veterinaria en Córdoba, la criatura de la que les hablo en esta crónica (y de la que ya les he hablado en otras ocasiones) se fue a Inglaterra, fregó platos, aprendió inglés… y desde aquel momento se enamoró de los quesos franceses, italianos, suizos… Tras dedicarles algunos años, casi una década, sobre todo en Francia, y con el conocimiento de idiomas ya en la maleta, regresó a su Zafra natal y entró en el proyecto “Cayado y Zurrón” de la Junta de Extremadura. Ahí nos conocimos y ahí fue cuando empezamos un periplo de asesoramiento a la administración autonómica cuya tarea planificábamos nosotros mismos, ya que, en el fondo, éramos dos floreros que no sabían dónde colocar: se conformaban con que hiciéramos el menor ruido posible.
Después de pasar un tiempo en la nueva empresa pública extremeña, en la que, pese a que nos toleraban un poco más, también sobrábamos, nos hicimos autónomos y liquidamos ese periodo como asesores públicos de cuyo “asesoramiento” no se fiaban un pelo.
Remedios ha recorrido muchos pueblos extremeños orientando y asesorando a los nuevos emprendedores de los quesos artesanos. Al mismo tiempo, inició junto a otras personas una intensa actividad con el fin de fundar una asociación nacional e internacional que defendiera las pequeñas producciones artesanas que jugaban, y siguen jugando, un papel relevante en el mundo del queso: la Red española de queserías de campo y artesanas, QueRed, (https://www.redqueserias.org/), la cual forma parte de la asociación europea Farmhouse and Artisan Cheese and Dairy Producers European Network; al mismo tiempo ha elaborado varios informes que han sido presentados en el Parlamento Europeo y en las Cortes españolas y que han jugado un papel importante a la hora de evitar la ingente burocracia que existe en los pueblos y en el entorno rural en general. Tarea esta que ha posibilitado que algunos emprendedores puedan montar sus pequeñas queserías sin tener que endeudarse excesivamente o sin tener que ubicarlas, en ocasiones, en polígonos industriales, cuando lo más lógico es hacerlo siempre al lado de donde tienen su trabajo y su materia prima.
Ahora, en un momento de madurez intelectual y profesional, Remedios quiere hacer posible un sueño que siempre tuvo: abrir su propia quesería y elaborar sus propios quesos artesanos como autónoma y profunda conocedora de la cultura de este producto y de todo lo que le rodea. Espero, no obstante, que pueda llevar a cabo este sueño sin abandonar del todo su actividad intelectual ni sus tareas de análisis del sector ni las de asesoramiento a los mejores emprendedores, a los que empiezan y a la propia administración, ya que la enorme y farragosa burocracia sigue siendo una barrera insalvable para muchos ganaderos jóvenes que pretenden vivir del valor añadido de la materia prima de su trabajo.
No hay duda de que se abre ahora una nueva etapa para algunas comunidades autónomas en la que las pequeñas producciones extensivas o artesanas tendrán una significación excepcional dentro de un sector agroalimentario estratégico. Por ello, personas como Remedios, con una larga trayectoria profesional, jugarán un papel muy importante a la hora de desarrollar ideas y proyectos, así como de asesorar a esas empresas y administraciones que están obligadas a innovar y a recuperar las mejores tradiciones siguiendo las pautas de las reformas tecnológicas y ambientales necesarias.
En conclusión, la España y la Extremadura vaciadas, en momentos como los que vamos a vivir tras la pandemia, necesitan de profesionales como Remedios Carrasco por varias razones fundamentales: está enamorada de su tierra, sabe conciliar tradición con tecnología, conoce y ha vivido en diversos países europeos y tiene muy claro que una de las lacras más grandes que tienen territorios como el extremeño es la burocracia asfixiante que impide el verdadero desarrollo de los pueblos y regiones despobladas.