Lo prometido es deuda. La realidad hoy es que hoy tenemos que refererirnos a la campeona en España en tributación por el impuesto a la muerte, el conocido como El impuesto a la muerte en Extremadura: el impuesto de sucesiones.
Es un impuesto confiscatorio, poco equitativo, no redistributivo, poco igualitario porque nos penaliza frente a otras Comunidades Autonomas que, en caso de no poder pagar, quita a los pobres para dárselo al Estado ( ni siquiera a la Comunidad Autonoma), y que grava los bienes ya gravados durante toda su vida con : IBI, impuestos directos, AJD, matriculaciones, etc.
Por eso una rebaja del Impuesto de sucesiones en Extremadura, supondría importantes beneficios sociales para aquellos residentes en Extremadura que tienen que liquidarlo, residentes que ya son los que mayor presión fiscal soportan en España.
Parece ser que el clamor popular ha hecho que el Gobierno de Extremadura tome conciencia de la situación, y se disponga para una reforma en los Presupuestos Regionales del 2018.
Lo primero que tenemos que tener claro es que se trata de un impuesto estatal, es decir, está legislado por una ley del Gobierno Central.
Pero una vez que el Gobierno establece la ley, la Comunidad Autónoma puede, a través de las bonificaciones que le permiten aplicar, establecer la “trampa”. Así , El gobierno regional no puede legislar, pero sí puede bonificar totalmente todos los tramos todo el impuesto.
La media de recaudación de los últimos años en Extremadura por el impuesto de Sucesiones ha sido de entre 35 y 40 millones de euros al año.
El Gobierno de la región justifica que esos millones no tiene de dónde sacarlos para combatir el déficit público, y que la eliminación de este impuesto le obligaría a subir otros impuestos, lo cual es difícil porque Extremadura ya es la segunda Región que más tributa en las rentas de menos de 15.000 euros, la que más tributa en rentas medias, la que tiene el impuesto de patrimonio más alto, y la que ha subido el impuesto de Actos Jurídicos Documentados en 2017.
Por supuesto, ni se plantea gastar menos o recaudar mejor otros muchos impuestos como forma de compensar la eliminación el de Sucesiones, pero eso lo veremos otro día.
Es un impuesto directo que se liquida cuando se acepta la herencia, y se aplica a los incrementos de patrimonio que se producen al recibir esa herencia teniendo en cuenta las bonificaciones autonómicas, tanto en el grado de parentesco, como en el porcentaje que se aplica a esos grados.
Y es en este último aspecto, en las bonificaciones, donde se produce el “dumping fiscal” o competencia entre Comunidades Autónomas por el Impuesto de Sucesiones. Mientras en Madrid está totalmente bonificado, en Extremadura, hasta ahora, solo lo estaba al 99% en los hijos directos menores de 21 años. Los mayores de esa edad y cónyuges ya tenían diferentes bonificaciones, altas pero había que pagar, teniendo en cuenta el patrimonio inicial del heredero en diversos tramos.
Así que no queda otra que empadronar nuestros mayores en Comunidades Autónomas más benignas como Madrid. Eso sí, ojo con los plazos porque hay una casuística importante que debes ver con tu letrado. No todo el monte es orégano, y un incumplimiento legal puede llevarte a que los bienes tributen en el lugar donde radican, y no en el de residencia del finado.
Pero si en Extremadura heredas de un tío, un primo, tu abuela, tu amigo o cualquier otro que no sea los anteriormente citado, no se aplica bonificación alguna y te liquidan el impuesto como establece la ley nacional.
Parece ser que en la aprobación de los presupuestos de 2018 la Junta de Extremadura incluirá modificaciones tendentes a que los hijos mayores de 21 años y cónyuges tampoco paguen casi nada. Aclararán la complicada liquidación estableciendo una bonificación única del 99% a los grupos I y II y mantendrán el resto como estaba. Pero como todos pagarán algo, para las arcas regionales poco se habrá perdido. Está calculado que dejarán de ganar unos 5 millones de euros respecto a los años anteriores.
Así que, como siempre ocurre con los impuestos, estos pueden subir, pero una vez arriba, es difícil que bajen y El impuesto a la muerte en Extremadura: el impuesto de sucesiones, solo va a perder en recaudación para el 18, 5 millones.
En Extremadura nos harán el paripé de la modificación del impuesto de sucesiones porque la propuesta al final dejará las cosas casi como están. Cambiar todo para que nada cambie a nivel económico. En definitiva, otro cuento porque, como siempre digo, lo que no son cuentas… son cuentos.