Darte soluciones a tu día a día ha sido uno de los objetivos de los post de Economía Anticrisis. Por eso hoy te vamos a dar tres razones para que te lances a montar tu negocio online.
Te ha sucedido. Ese ERE que creías que solo era un punto y seguido se ha convertido en punto y final. Y no se ha acabado el camino. Tienes el margen que te concede el cobro de la prestación de tu servicio público de empleo para planificar esa idea que te ronda desde hace tiempo en la cabeza, pero que tu círculo de confort estable no te permitía lanzar.
El paro no solo se compensa con el subsidio, sino con tu capacidad de emprender. Que no importa si eres mayor de cincuenta años, o mujer o joven parado, en definitiva, si perteneces a un grupo de alto riesgo de paro, no olvides que siempre estás a punto para comenzar tu vida en el mundo de la pequeña y mediana empresa.
Pero no puedes hacerlo de cualquier manera. No tienes que ser un experto en marketing y gestión, pero sí necesitas saber cuáles son tus fortalezas para poder atacar con rentabilidad tu proyecto.
Ya sabes: salir de tu círculo de confort por razones ajenas a tu voluntad es una oportunidad para nuevos proyectos, siempre en aquello en lo que tengas capacidad para triunfar. Y no te olvides que si necesitas financiación, hay fórmulas de toda la vida y también nuevas formas de inversión en negocios que te pueden ir bien: banca ética, crowdfunding, business angel…etc.
Aunque parezca que todo está descubierto, dar respuesta a las necesidades del consumidor es un proceso continuo porque las necesidades de los ciudadanos se modifican constantemente y, sobretodo, también cambian las formas de darles satisfacción.Nuevas necesidades, nuevas soluciones y a lo mejor en tu cabeza está alguna de ellas sobre la base de que hoy el comprador quiere comprar desde casa, barato, y tenerlo en su poder en 48 horas como máximo.
Por eso también necesitas saber cómo vender. Poner tu negocio en la calle de tu pueblo, a la que pueden acceder con suerte los 2.000 habitantes de alrededor, es realizar una inversión alta para pocos potenciales clientes. Si además tu idea de negocio no es un producto de primera necesidad, y con rotación, estás condenado a que una vez que te hayan comprado tus productos, la familia, los amigos y los compromisos… posiblemente tengas que cerrar.
Pica alto e invierte poco, piensa que ahí fuera a un click online, tienes un mundo de oportunidades. Millones de clientes potenciales a los que vender tu producto. Un simple ejemplo: Una tienda de productos para zurdos. En tu pueblo de 2.000 habitantes, habrá unos 240 máximo. Pero ¿cuántos zurdos hay en el mundo?
Ya sabes: es más barato comprar un equipo informático, instalar el software, contar con un proyecto de comunicación online, y una pasarela de pagos… que montar una tienda y tratar de aguantar “el tirón” todo un año.
Para acertar con tu proyecto, te voy a dar algunos datos que pueden suponer que cambies la idea que tienes en la cabeza, y aunque aún estés trabajando por cuenta ajena, piensa que en tu tiempo libre puedes encontrar otras opciones para tu futuro.
El 84% de los compradores consultan sus compras en internet; el aumento de compras realizado desde los Smartphone es espectacular; las fórmulas de pago han avanzado y puesto al día, y ya hemos hablado de ello, por lo que la oportunidad está ahí. Las herramientas para hacerlo ya están disponibles para todo el mundo.
La gente compra online por precio y cantidad de oferta. La posibilidad de comparar, la comodidad de la compra, y no disponer de demasiado tiempo para hacerlo son ventajas que se tienen en cuenta. Estas son las motivaciones del mundo online . Exactamente las contrarias a acudir a esa hipotética “tienda de tu pueblo” que antes te decía.
El futuro de las compras, ventas y pagos es online, y no te queda tan lejos: tan solo a unos click. La inversión no es alta, si aciertas con lo que quiere la gente, rentabilizar tus fortalezas no es dificil, y las barreras de salida si te sale mal, no muy costosas. Así que ya sabes… Date una segunda oportunidad, sé tu propio jefe, porque lo que no son cuentas… Son cuentos.