El 9 de julio de 2014 será recordado por un giro importante en la carrera de la bailaora Sara Baras. El estreno de ‘Medusa, la guardiana’ supone un paso adelante de la artista que le lleva a realizar un montaje de baile de primer nivel, fusionando la narración de la historia con tintes dramáticos nunca antes visto en sus montajes. Y para ello se apoya en transiciones teatrales e incluso en una puesta en escena que recuerda a otros grandes mitos representados en el Teatro Romano. Se trata de un espectáculo que va más allá de la danza.
Sara Baras tiene un público muy fiel, pero que salió sorprendido del estreno de su nuevo montaje. El aplauso prolongado del final demostró que a la mayoría de las 2.200 personas que acudieron al estreno, la nueva propuesta de la bailaora les gustó.
El punto cúlmen del montaje es quizás los primeros 20 minutos del mismo. Es paradójico pero la presentación de ‘Medusa’ deja boquiabierto a cualquiera. Después, la obra sufre varios altibajos, quizás provocados por una iluminación que no permitió, por momentos, destacar el trabajo del cuadro artístico. Las coreografías de Sara Baras demuestran un profundo trabajo de investigación del mito. Movimientos de serpientes, giros clásicos, incluso algún toque de baile contemporáneo sorprenden en este espectáculo.
El vestuario ayuda a la abstracción por parte del público. Los vestidos dan una sensación de ligereza absoluta, pero cuando se abren, o en los giros, se descubren unos pliegues que le otorgan una grandiosidad que sorprende.
Una de las claves del montaje es la música en directo y compuesta por Keko Baldomero. Puede ser una de las composiciones más potentes y bellas de cuantas hayamos escuchado en el Festival de Mérida en los últimos años.
En la cara negativa quizás se encuentra la dramaturgia que consigue un efecto entre el público contrario al que se pretende. “Parece que sobra”, esta era la opinión de muchos de los espectadores tras escuchar las palabras de Juan Carlos Vellido. Sin duda el texto es de una belleza formidable, pero no modifica en nada al espectáculo. Incluso en algunos momentos se hace tedioso y no consigue aclarar el desarrollo del mito. Un mito muy bien explicado en cada paso de baile y coreografía. Con momentos de una perversión absoluta, como el baile en qu
e Poseidón viola a Medusa o cuando Perseo corta la cabeza de la diosa.
Lo Mejor: Las coreografías de danza flamenco, incluso con incursiones en la danza contemporánea. Excelente trabajo de guión, en el que el cuerpo de baile explica de forma sencilla el complejo mito de Medusa. La música en directo y compuesta por Keke Baldomero. El vestuario, muy acertado los pliegues de los vestidos de las bailarinas que generaban una sensación ligera y sencilla de cada movimiento, sin perder un ápice de espectacularidad.
Lo peor: La iluminación. El diseño de iluminación no alcanza a destacar ni la obra de la bailaora ni la escena del Teatro Romano. Con muchas sombras, y cuadros del desarrollo de la historia a oscuras. Los movimientos lumínicos son bruscos y no ayuda al montaje. La dramaturgia, y no por mala, porque el texto es bellísimo, sino porque da la sensación de pesadez en la narración y no consigue el objetivo de dotar al montaje de más teatralización, puesto que el diseño del montaje ya lo lleva. Resulta pesada.