Algunos de ustedes han temido que mi entusiasta realismo al hablar de los tesoros incite al expolio. Nada más lejos de mi intención, ya que a Extremadura se le han arrancado (literalmente) pedazos de su historia en pos de unos tesoros que nunca existieron más que en las consejas nocturnas de los crudos inviernos. Tal […]
Me preguntan en ocasiones si ha habido brujas en Extremadura, y mi respuesta no podía ser más rotunda y agallegada: haberlas, “húbolas”. Y muchas. Y con nombres y apellidos. Y con apodos. Y casi en cada pueblo, aunque en unos más que en otros. Y es que el extremeño, hasta hace bien poco, podía decir, como […]
Actualizado el 18 de junio de 2020 Es cuanto menos curiosa la ingente cantidad de tesoros extremeños señalados por piedras, rocas o canchos, pero la explicación es bien sencilla: los árboles mueren, las piedras pequeñas pueden verse arrastradas por la lluvia u ocultadas por el lodo, pero las grandes moles pétreas permanecen inalterables durante años […]
Extremadura se encuentra poblada de seres invisibles que conviven mano a mano con nosotros. Algunos vagan aún por nuestras dehesas y castillos por propia voluntad, otros por antiguas maldiciones y la mayoría lo hacen “encantados”. Algunos dan miedo, otros pavor y otros provocan una tímida sonrisa, pero todos llevan ya tanto tiempo en nuestra tierra que pertenecen a ella […]
Aquellos que viven alejados del campo pueden pensar erróneamente que están a salvo de monstruos y fieras. Gran error. No aconsejaría a los habitantes de Badajoz que pasaran noche alguna cerca del Molino de la Tarasca, porque aunque hace siglos que la bestia que lo habitaba no da señales de vida lo cierto es que […]
Extremadura es un país de tesoros ocultos en los pueblos, sumergidos en los riachuelos, enterrados en los montes y casi siempre bien custodiados por moros encantados, bellas moracantanas o culebras inmortales. No hacía falta que los conquistadores extremeños atravesasen océanos para encontrar El Dorado. En la Extremadura de leyenda existen ríos y fuentes de oro, […]
En Extremadura, hasta hace poco tiempo, no había pueblo sin cura y sin curandero, y mientras uno componía el alma el otro componía huesos, curaba verrugas, sanaba las hernias o quitaba el mal de ojo. De los curanderos hablaremos otro día, pero hoy miremos (nunca mejor dicho) hacia atrás en el tiempo para hablar de […]