Con esta tajante sentencia aseveraban nuestros abuelos la muerte inexorable del desgraciado al que mordía un “alicante”, otro de estos temibles ofidios legendarios a los que el pueblo teme y la ciencia exonera, como el eslabón. Vive en las ruinas de las casas abandonadas, en los establos poco cuidados y en los tejados viejos de […]