Llega la noche de las candelas.
Cada familia de labrantines
tiene su lumbre junto a la puerta,
y ¡ay de la casa sin candelorio!;
más le valiera
que la tomaran las pantarujas
para sus grajas y sus cornejas.
Luis Chamizo en su obra Las brujas ya menciona a las pantarujas, y es que brujas y pantarujas primas son, si no hermanas.
Anoche Almendralejo ardía en llamas. Mas de medio centenar de hogueras en las que ardían unos terribles personajes que aterrorizan a los niños del pueblo: las pantarujas. Pero la historia viene de lejos, con intermedios incluidos.
Hagamos memoria… Cuando éramos celtas, el 1 de febrero celebrábamos la fiesta de Imbolc, o de la purificación, en honor de la diosa Brigit, protectora del hogar, diosa del fuego y cuyo nombre deriva de Bricta, la “luminosa”. Imbolc era el día en que Brighid recorría la tierra y recogía la leña que necesitaba para el resto del invierno.
Cientos de años más tarde, cuando éramos romanos, el 2 de Febrero celebrábamos la fiesta de las luces o de las antorchas: Durante toda la noche anterior, las mujeres acompañaban a Deméter con teas encendidas en la búsqueda de su hija Perséfone, que ha sido raptada por Hades -Plutón- y llevada a la profundidad de los infiernos.
También cuándo éramos romanos iluminábamos las calles con decenas de antorchas y teas en honor de Februa, madre de Marte, a fin de que el dios, movido por el tributo a su madre, nos concediese la victoria sobre los enemigos del Imperio. También ofrecíamos sacrificios a Febrio-Plutón para que fuese propicio con las almas de los muertos. Le ofrecíamos víctimas y nos pasabamos la noche con antorchas encendidas en su honor.
Avanzando en el tiempo, la llegada a nuestras tierras de la iglesia católica transforma estos rituales en la fiesta de la Candelaria o purificación de la Virgen tras el parto de Jesús.
La celebración de Las Candelas está documentada en Almendralejo desde el siglo XVII, aunque con interrupciones, ya que la celebración ha tenido diferentes grados de popularidad a lo largo del tiempo, llegando a ser incluso una tradición casi perdida.
Los sexagenarios aún recuerda cuando las pantarujas estaban prohibidas. aunque aún así ardían las hogueras gracias a los trastos viejos que cada casa había guardado durante el año y sacaba esta noche a la calle para que ardiesen en las hogueras populares. La hoguera se completaba, hoy como ayer, con cepas viejas, sarmientos y ramas de olivo recogidos en el campo… ¿Recuerdan que la diosa celta Brigit recorría esta noche el mundo recogiendo la leña que necesitaba para el resto del invierno?
Pero volvamos a las pantarujas, que han sido siempre en Extremadura una especie de brujas o fantasmas que aparecían en las calles oscuras de los pueblos, aunque en Almendralejo no eran más que fantoches disfrazados con cestos en la cabeza y cubiertos por sábanas blancas… hasta que en el tercio final del siglo XX se incorporan de nuevo a la tradición, una fiesta que no solo resurge con fuerza, sino que consigue convertirse, desde el año 1991, en Fiesta de Interés Turístico de Extremadura.
La pantaruja simboliza el mal que tiene que arder, que desaparecer... (Fotografía: Dolores Guerrero Hernández)
El día 1 de febrero, a las 8 en punto de la tarde, comienza el repique de campanas en la Torre de los Almendros de la Iglesia de la Purificación, una torre que se ilumina sólo por este día imitando los destellos del fuego, ardiendo como si hubiera una hoguera en su interior. Es la señal para el encendido de la Candela Oficial. Poco después los fuegos artificiales señalan el momento del encendido del resto de las candelas.
En estas candelas se queman las pantarujas, brujas, demonios y personajes realizados de tela, cartón o papel que representan el Mal, con mayúsculas, y los malos espíritus… Arden para purificar a los vecinos, a las casas,a las calles, al pueblo. Arde el Mal y arden las pantarujas en las hogueras, y un año más Almendralejo se levanta hoy limpio de maldad y a salvo de brujas , fantasmas y demonios. Al menos durante un tiempo…