Cuando alguien te dice que tiene una mascota, lo más normal es que te imagines un perro, un gato… o un canario. Pero estos dos extremeños han ido bastante más allá. Su mascota es un cerdo, ¡Pero vaya pedazo de cerdo!.
El enorme gorrino llegó a rondar las 40 arrobas, lo que vienen a ser unos 450 kilos. Y los mimos de Ignacio Romero y su hijo Andrés, vecinos de Higuera la Real, le hicieron merecedor del título al ‘Cerdo más grande de Extremadura’.
Según reconoce Andrés, «todo fue por casualidad y curiosidad, la única intención era comprobar cuanto podía llegar a engordar Manolo», ese es su nombre de pila. No escaseaba el pienso, las bellotas o los acaramelados higos pasados. Una dieta que su dueño define como: «comida a discreción».
Por sorprendente que parezca, Manolo era una mascota ejemplar. «Hacia las delicias de los más pequeños” que, sin ningún reparo, “se aupaban hasta su lomo para juguetear y divertirse ante la patidifusa mirada de los foráneos».
Y es que en ‘Casa de los Romero‘ todo es posible, y no existe el término medio. Se da la pintoresca circunstancia de que el rollizo cerdo Manolo compartía pasto y lecho con la liliputiense Camila, una mula enana, sobre la que ya un día les hablé, que fue considerada la más pequeña del mundo con su escaso medio metro de altura. Se pueden ustedes imaginar el cuadro…
Basta con husmear en la memoria para imaginar como termina esta historia. Al barruntarse el impasible invierno, Manolo fue cautivo de su “San Martín”.
Ignacio y Andrés conviven a diario con tradiciones en desuso como el herrado a fuego, las labores propias del campo o la matanza del cerdo, que, más que una costumbre conservada de padres a hijos, «era una necesidad».
Sin matanza, no había sustento. Según relataban los trovadores de la época:
Tres días hay en el año para llenar bien la panza:
Nochebuena, Nochevieja y el día de la matanza.
Sirva pues, también este relato, para elogiar el esfuerzo histórico de las gentes del campo. Centinelas de tradiciones y oficios, hoy, al borde del olvido. Humildes, sencillos… Hombres y mujeres que fueron capaces de envolver sus carencias con talento, y convertir las adversidades en lecciones.
Dicen que “del cerdo se aprovecha todo”. Ya ven… incluso hasta su recuerdo.