Majuelo muestra a un hombre honesto, desprendido y coherente
El 24 de febrero de 1940 caía ante un pelotón de fusilamiento Ricardo Zabalza Elorga, joven e importante dirigente de la UGT y del PSOE. Inútiles fueron sus declaraciones de inocencia al no tener las manos manchadas de sangre, los avales conseguidos y las múltiples gestiones realizadas a su favor por Emilio Pesquero, un falangista que hizo todo lo posible para salvarlo (pág. 275).
Pese a las responsabilidades públicas que asumió, en muy rápida carrera, hasta ser tenido por muchos como el delfín de Largo Caballero, la figura de Zabalza no ha alcanzado el lugar correspondiente en la historiografía española. Emilio Majuelo (Tudela, 1953), profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Pública de Navarra, se propuso cubrir esta laguna y, tras dos lustros de investigaciones, lo ha conseguido en buena medida. No del todo, pues aún siguen siendo numerosos los enigmas que se ciñen sobre quien fuese diputado en Cortes por Badajoz con el Frente Popular (1936) y gobernador civil de Valencia (1937).
El autor ha rastreado las oportunas noticias a través de hemerotecas, archivos, referencias cruzadas y entrevistas con personas que conocieron más o menos estrechamente a Zabalza. Los apuntes recogidos por algunos extremeños como Cástulo Carrasco y Luis Romero Solano (éste sobre todo, aunque necesitados de no pocas precisiones) le han sido de gran ayuda. Pero la fuente principal de noticias es el propio biografiado, que manuscribió un escalofriante documento dirigido a su hijo Abel, de dos años, y cartas de despedida a familiares y amigos durante las «horas de capilla».
Imposible leer esos documentos, que aquí se reproducen, sin sentirse hondamente emocionados.
Majuelo promete otro libro para exponer las actividades políticas desarrolladas por Zabalza, prefiriendo limitarse en éste (más de 400 páginas) a presentarnos las facetas que definían su personalidad.
Tratándose de un militante tan comprometido, tal propósito no puede cumplirse estrictamente y se abordan también, aunque no sea de forma exhaustiva, las numerosas gestiones en que se vio envuelto.
Nacido en el valle navarro del Baztán, el 1898, dentro de una familia acomodada y numerosa (muchos de sus componentes son tratados aquí de forma detenida), marchará a Argentina con solo quince años, sin haber concluido sus estudios. No parece que obtuviese nunca el título de maestro, aunque como tal trabajó en aquel país. Autodidacta, fue haciéndose de una notable cultura y aproximándose cada vez más a las tesis marxistas. Desempeñaría también otros trabajos, en los que fue forjándose su conciencia de clase. Sin afiliarse por entonces a ningún partido, destaca pronto como líder sindical, orador excelente, carácter bondadoso, solidario con los desfavorecidos, colaborador de la prensa obrera, organizador infatigable y ánimo sereno. Son virtudes que lo habría de conducir a puestos de enorme responsabilidad tras su vuelta a España, en Jaca, Pamplona y Madrid.
Aunque sus experiencias campesinas eran prácticamente nulas, fue elegido (1934) secretario general de la poderosa FETT (Federación Española de Trabajadores de la Tierra), con tan honda implantación en Extremadura y que ese mismo año se puso al frente de la fracasada huelga general de junio. A esta región vendría numerosas veces, sobre todo tras conseguir su acta de diputado, y en los primeros meses de la guerra. Fue él quien crearía el batallón Pedro Rubio, en nombre del dirigente socialista fusilado en Badajoz. Por cierto, el autor, que adopta la grafía de nombres y lugares aprobada por la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, confunde con frecuencia la de los topónimos extremeños.
Una cosa, por encima de todo, parece quedar clara: Zabalza, que al fin decidió apoyar a la Junta de Casado y no quiso (o no pudo) huir del puerto de Albacete sin antes poner a tantos otros en seguro, perdiendo el último barco por razones aún no bien establecidas, fue un hombre honesto, desprendido y coherente. Se desmoronan así no pocos lugares comunes, no siempre favorables, que sobre él se propalaron.
El libro
– Autor: Emilio Majuelo Gil
– Título: La generación del sacrificio. Ricardo Zabalza 1898-1940
– Editorial: Txalaparta. Tafalla, 2008