Fermín Mayorga, nacido en Cheles (1965), población rayana de donde fue alcalde, trabaja como cocinero enMadrid y dedica sus horas libres a investigar los fondos relacionados con Extremadura que guarda el Archivo Histórico Nacional, con incursiones también al de Simancas. Le interesan especialmente los documentos inquisitoriales y ha publicado ya numerosos trabajos sobre las actuaciones del Santo Tribunal.
Teniendo en cuenta que dentro de pocos meses se cumplirá el cuarto centenario del decreto de expulsión dictado contra la etnia morisca, tan numerosa en Extremadura, Mayorga ha querido publicar un volumen de título revelador: ‘Los moriscos de Hornachos crucificados y coronados de espinas’. Como bien se sabe, en esta población los «cristianos viejos» eran un grupo minúsculo frente a los conversos procedentes de los antiguos seguidores de Mahoma, que además dominabanlos mejores oficios y las tierras más fértiles. Aunque bautizados, mantenían sus antiguas costumbres, incluida la lengua arábiga, y no demostraban mayor interés en seguir los mandamientos de la Iglesia católica. Los esfuerzos de curas y frailes (delatores con frecuencia) por convertirlos resultaban inútiles. Las mujeres se mostraron especialmente firmes para mantener la tradición. El tribunal de Llerena había encausado a muchos hornachiegos, contra los que dictaminó diferentes sentencias, según las ocasiones, incluidas la de galeras o la relajación al brazo secular.Muy bien organizados, como una auténtica «república», los moriscos procuraban defenderse de los posibles delatores, sin ahorrar fórmulas, robos y asesinatos incluidos. Según múltiples testimonios de la época, eran el terror de las villas próximas. La orden de expulsión (septiembre 1609), a la que se opusieron en vano gente tan respetable como Pedro de Valencia, dejaría Hornachos casi vacío. Dando pruebas de la cohesión generada durante lustros de persecuciones, los moriscos hornachiegos exiliados cruzarán media España y buena parte de Marruecos, hasta asentarse junto a Rabat y constituir la República de Salé, que se mantendría poderosa y muy activa a lo largo de medio siglo.
El trabajo de Fermín Mayorga tiene dos partes bien diferenciadas, las dos sostenidas en el minucioso análisis de los documentos del XVII por él localizados. La primera expone las prácticas islámicas que los hornachiegos mantenían (abluciones, circuncisión, lengua árabe, rechazo del cerdo y el vino, vestimentas típicas, ceca propia, bodas y enterramientos tradicionales, oraciones coránicas, ritos de «desbautización » en los «morquíes», rechazo de los diezmos y primicias, etc.), según se desprende de las acusaciones contra ellos sustentadas por los Inquisidores. Mayorga reproduce, con nombres y apellidos, los procesos y las circunstancias en que se desarrollaron.
La parte segunda expone los hitos fundamentales de la odisea que varios miles de hombres, mujeres y niños extremeños, junto a otros andaluces también exiliados, iban a desarrollar en tierras africanas. Asentándose junto al mar, aquellas personas procedentes del secano iban a constituirse en temidos filibusteros, capaces de pactar con Holanda e Inglaterra y de asustar al estado español. Muy interesantes son las negociaciones, lamentablemente inútiles, que establecieron con Felipe IV, deseosos como estaban de volver a sus lugares de origen. Terminarían siendo absorbidos por Marruecos.
Fermín Mayorga manifiesta, incluso con sobrada reiteración, sus simpatías hacia los perseguidos y un profundo rechazo contra los poderosos de la época, tan intolerantes y crueles, como torpes a la hora de calibrar las desastrosas consecuencias sociopolíticas del exilio impuesto a gente tan trabajadora. Si su estudio adolece de indudables deficiencias metodológicas, posee el valor que dimana de tantos documentos originales.
EL LIBRO:
– Título: ‘Los moriscos de Hornachos crucificados y coronados de espinas’
– Autor: Fermín Mayorga Huertas
– Editorial: Cultiva libros. Madrid, 2009