Caliche, cuyo título nos reenvía a ese mundo de cales y alberos, a las paredes blancas del sur mediterráneo, es otro libro del inagotable Ramírez Lozano. Esta vez no necesitó recurrir a ningún premio para verlo en la calle. Aparece en la colección “AbeZetario”, que dirige Teófilo González Porras, un fondo de poesía donde alternan autores extremeños y de otras Comunidades.
Como todos los del escritor de Nogales (1950), que enseña literatura en Sevilla, es más que nada un puro juego lingüístico. Pronto lo reconocerán los lectores, que otra vez se verán inmerso en ese territorio fantástico construido por el poeta, no sin nítidas concomitancias con sus lugares predilectos. Lo pueblan seres imaginarios tan sorprendentes como los réprobos que deshilvanan el perfil de sus sombras y descuelgan sus ojos por el hilo de la escritura; el urelo abisal que naufraga en las alcobas; la prima Sabatina, pequeña como la estambre de la cal o la punta de un secreto; el diablo Chitón, que enterró en cal su abecedario; el mago Baltasar, rey en la colmena de las sílabas; el pájaro ciego, que sólo canta de noche; Melusina, cuyo cuerpo de cigarra resulta irresistible; San Valsino, que renunció al himno de su propia letanía; los diáconos mártires, caídos bajo el fusil, arcángeles del bosque tenebroso de la melancolía ; niña Duviges, desnuda por una simple gota de agua o la partera Celedonia, tejedora de la lana que quita a los corderos trashumantes.
Ramírez Lozano los invoca nuevamente, presentándoselos aquí a Miquel Barceló, el artista de azogue en los ojos, cuyos cuadros exhiben metáforas destiladas. Los lienzos del pintor mallorquín, con quien dialoga explícitamente en los tres primeros capítulos, le muestran la misma fauna, las criaturas pelágicas, menestrales ahora del lino, que transitan su escritura. Cada autor lo es de un solo libro, reelaborado tantas veces, proclaman algunos. Se trata quizá de una hipérbole, aunque creadores como el de Caliche trabajen a favor de esa tesis. Poco importa, si cada entrega resulta tan enjundiosa, deslumbrante y “ lozana” como la anterior. Hay sin duda muchas formas de escribir poesía. La del profesor extremeño-andaluz, avalada o no por jurados bien distintos, tiene el sello inconfundible de la originalidad y la belleza.
EL LIBRO:
Título: Caliche
Autor: José Antonio Ramírez Lozano
Editorial: Institución Cultural El Brocense, Cáceres, 2008.