El 1967 falleció en Argentina Francisco Vera, catedrático de la Universidad Nacional bonaerense. Tras azarosa odisea, en Buenos Aires había encontrado sitio para proseguir investigación y docencia este matemático, periodista, filósofo e historiador de las ideas científicas, perseguido por su apoyo a la República española. Había nacido en Alconchel el mismo año (1888) que vio la primera luz Julio Rey Pastor, de quien se proclamaría discípulo y amigo, aunque también hubo entre ellos pública polémica.
Fue Vera escritor polifacético y fecundo. A sus más de sesenta obras , han de sumarse las colaboraciones en revistas y periódicos, fundamentalmente El Liberal madrileño, cuyo redactor fue durante veinticinco años, habiendo dirigido también los Anales de la Universidad Central
Masón y teósofo desde muy joven, por influencia de Roso de Luna, Cansinos Asséns evoca con amplitud ( La Novela de un literato) sus primeros años en Madrid, a donde se fue tras hacerse bachiller en Badajoz. Licenciado en Ciencias exactas, pero con aficiones por la literatura, publicó numerosas novelas y sobrevivía impartiendo clases en diferentes academias. Luego de unos años en París, vuelve a la capital española, donde asume cargos y responsabilidades innúmeros, hasta la sublevación militar: funcionario del Tribunal de Cuentas, socio fundador del Museo Tecnológico de Madrid, secretario perpetuo de la Asociación N. de Historiadores de la Ciencia Española, profesor de la Escuela de Artes y Oficios, secretario de la Sociedad Matemática Española y de la sección de Ciencias del Ateneo, gerente de los de la Universidad de Madrid (donde también imparte algún curso) director de la colección “Avante”, etc. Propuesto por la Academia Internacional de Ciencias, acude el año 1933 como representante español al Congreso Internacional de Ciencias Históricas, celebrado en Varsovia. Aprovecha el viaje para recorrer otras ciudades europeas, lo que le permite conocer in situ las corrientes intelectuales dominantes en el viejo continente. Se percata también del peligro que supone el auge del nazismo y lo denuncia en los periódicos españoles . Más adelante, por comisión del Ministerio de Estado elaborará el código criptográfico para las comunicaciones secretas del Ejército de la República. Lógicamente, hubo de exiliarse para salvar la vida. Un largo periplo por Suramérica, lleno de vicisitudes, lo condujo hasta Argentina, donde fijó al fin residencia, hasta el desenlace fatal.
Vicente Herrera, alcalde socialista de Alconchel durante dos décadas (1979-1999), se interesó pronto por su ilustre paisano, cuyos escritos fue procurando reunir, trasmitiéndonos a más de uno idéntico afán. Su amistosa relación con los hijos del exiliado facilitaría el conocimiento de la extraordinaria labor científica y creadora que Vera había conseguido desarrollar, pese a las adversas circunstancias que le tocó vivir. Algunas de sus obras principales, e incluso algunas inéditas fueron reeditadas en Extremadura, merced sobre todo al entusiasmo que puso José Cobos, profesor de Matemáticas de nuestra Universidad.
El presente volumen es una recopilación de materiales que Herrera ha ido reuniendo pacientemente, todos relacionados con el autor de obras tan importantes como Historia de la Ciencia, La matemática en Occidente o la inacabada Historia de la cultura científica ( 5 vls.). En el libro se reproducen artículos sobre Vera, críticas de sus publicaciones en la prensa internacional, borradores de trabajo, documentos personales o administrativos, cartas a diferentes intelectuales (v.c., a Roso de Luna), entrevistas, sinopsis, crónicas e incluso un relato breve, como el titulado “Paradoja”, que el autor enmarca entre Badajoz y Alconchel y tan crítico es con ciertas costumbres populares. Todo ello generosamente ilustrado con imágenes, entre ellas la fotografía de los componentes de la Gran Logia de la Masonería Argentina, a la que el extremeño perteneció, y que tan caluroso obituario le dedicase.
Vicente Herrera, Francisco Vera, huellas de su vida y su obra. Badajoz, Diputación, 2009.