La Universidad de Extremadura, que sólo cede ante la Editora Regional en el número de publicaciones entre las de nuestra tierra, acaba de poner en la calle otra singularmente atractiva : Recuerdos filológicos y literarios, de Alonso Zamora Vicente (Madrid, 1916-2006). Se trata de un volumen antológico, seleccionado e introducido por Mario Pedrazuela Fuentes, gran especialista en la obra del autor. Según se sabe, el longevo catedrático tuvo relaciones muy destacadas con nuestra Comunidad. Vino al Instituto de Mérida siendo un joven estudiante, para volver a los pocos años (1940) como profesor de su Instituto y escribir la tesis doctoral El habla de Mérida y sus cercanías, un modelo de investigación dialectológica, llevada felizmente a cabo en condiciones que hoy nos parecen casi surrealistas. Se ocupó después de escritores extremeños como Gabriel y Galán, Luis Chamizo, Juan Pablo Forner o Francisco de Aldana, siendo buen amigo y admirador de Godofredo Ortega Muñoz. El 10 de noviembre de 1996 ingresaba como académico de honor en la Real de Extremadura, pronunciando un excelente discurso en el Convento Santiaguista de Mérida. El texto del mismo, titulado “Un extremeño más”, que también se recoge aquí, fue publicado en el Boletín de la Academia (tomo VI, 1995, pp. 189-210), entonces dirigido por Antonio Viudas Camarasa, quien tendría el orgullo de aceptarle otras numerosas colaboraciones en dicho órgano : «Atardecida en el andén» (II, 1991, págs. 5-9), “Dentro de la niebla”, (V, 1994, págs. 131-135), “Los cumpleaños se celebran mucho…” (IX, 1998, págs. 31-35); “Buen amigo en la puerta, entrada cierta” (XI, 2000-2001, págs. 7-13) y “En carnaval, disfraz nuevo” ( XI, 2002, págs. 5-9). La Asociación APLEX ‘Patrimonio Lingüístico Extremeño’ concedería a Zamora Vicente el título de Socio de Honor en el Primer Congreso Internacional APLEX 2004. Por último, recordemos que sus libros y documentos se guardan hoy en un espléndido edificio del casco histórico de Cáceres y que la Universitaria Extremeña, le confirió el grado de doctor Honoris Causa.
Aunque la figura del prolífico autor resulta conocida, conviene recordar que lo fue de más de 500 títulos. Dámaso Alonso ponderaba así en los Papeles de Son Amadans
“Por encima de su colaboración en revistas de la Europa occidental y central, o de Estados Unidos; o de su docencia en universidades alemanas, italianas, francesas, norteamericanas, escandinavas, o de su nombramiento como académico o de miembro de honor de asociaciones culturales norteamericanas, portuguesas, dinamarquesas… Dos cargos de especial importancia (en las máximas agrupaciones humanas de nuestra habla) señalan el que al otro lado del Atlántico se concede a los conocimientos científicos de Zamora y su fama como profesor: durante un año dirige la sección de Filología del “Colegio de México”, durante cuatro había sido ya, antes, director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, siguiendo en ello la estela de Castro y de Amado Alonso”.
La larga treintena de artículos ahora recopilados, casi todos antes éditos por libros y revistas muy dispersos, podrían dividirse en tres grupos : 1) Evocaciones de la época de formación junto a maestros tan formidables como Menéndez Pidal, Américo Castro, Navarro Tomás, Rafael Lapesa, Amado Alonso, Dámaso Alonso o Gili Gaya, en la Facultad de Filosofía de Madrid, que la guerra destrozó, ofreciendo magníficas semblanzas de cada uno de ellos. 2) Apuntes sobre los grandes escritores que Zamora Vicente pudo conocer y tratar, más o menos asiduamente: Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Alberti, José Luis Borges o Cela. 3) Consideraciones metaliterarias acerca de su propia escritura (no se olvide que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa 1980), derrochando el ingenio, la sencillez, humor y ese punto de amable ironía que lo distinguieran.
Por eso el libro constituye fuente formidable de conocimientos acerca de la historia cultural de la España contemporánea y, a la vez, una auténtica delicia para el lector. Las inevitables repeticiones que los trabajos antes dispersos provocan, no hacen sino convencernos de cuán hondamente sentía el autor.
Alonso Zamora Vicente, Recuerdos filológicos y literarios. Cáceres, Universidad de Extremadura, 2010.