Natural de Bélmez (1941), Estepa reside desde 1973 en Badajoz, a cuyo Batallón de Ingenieros vino destinado. Aparte sus labores profesionales y docentes, se interesó por la historia de La Mesta, estudios a los que se ha dedicado con tenacidad a partir de 1982. A la
misma dedicó los libros Las grandes cañadas extremeñas (2001) y La rebeldía del Corregidor de Badajoz, Don Diego de Zúñiga (2007),
aparecidos ambos en Universitas Editorial.
Más ambicioso es este nuevo trabajo, que repasa la historia de las relaciones entre la poderosa sociedad de ganaderos trashumante con Extremadura, hasta donde traerían cada otoño la mayoría de sus rebaños
merinos para llevárselos a los pastos del norte con la proximidad del verano. Así se hizo, siguiendo una práctica procedente de la antigüedad, a lo largo de los seis siglos que duró aquella Hermandad
de pastores, nacida en el siglo XIII y definitivamente abolida el año 1836. Demasiado tiempo como para establecer tesis monolíticas o maniqueas sobre lo que supusieron sus actividades, privilegiadas de
forma sistemática por la Corona, para los territorios ocupados.
Contra lo que fue la tesis más extendida en la región, sobre todo a partir del famoso pleito que Vicente Paíno , apoyado por Campomanes, sostuvo en nombre de la provincia de Extremadura (s. XVIII) frente a
la Mesta, acusándola de los males socioeconómicos aquí padecidos y pidiendo al Rey su disolución, el autor sostiene lo contrario: la trashumancia organizada fue mucho más beneficiosa que dañina. Permitió aprovechar terrenos improductivos para otras labores; abrió y mantuvo una formidable red de cañadas, puentes, abrevaderos, etc.;
enseñó técnicas para mejorar la ganadería y el negocio de las lanas ; fomentó la compraventa de otros productos (quesos, cueros, medicinas , ropas); enriqueció el patrimonio etnográfico y colaboró con cuanto pechaba a las diferentes poblaciones en el desarrollo de las mismas.
Sirviéndose de documentación localizada en archivos (Histórico Nacional de Madrid, Simanca y Toledo; R. Academia de la Historia; Obispados de El Burgo de Osma y Badajoz; Catedral pacense; Ayuntamiento e Histórico Provincial de Badajoz), Estepa busca
demostrar las buenas relaciones sostenidas entre mesteños y naturales, con beneficio mutuo, pese a los numerosos enfrentamientos surgidos por
razones varias Para mejor comprender esta historia, sin duda dialéctica, e investigador dedica no pocas páginas a mostrar la compleja estructura de la organización mesteña, con las cuatro diferentes “cuadrillas” (las de Soria, Cuenca, Segovia y León); sus normas de funcionamiento y conducta; modos de impartir y recabar justicia; número de los
animales que llegó a poseer (casi cinco millones); importancia para la economía nacional y cómo procuró ir adaptándose, sin perder de vista los intereses propios, a los cambios ineludibles. Y ello sin que falten generosos apuntes de historia para contextualizarlo
debidamente. Concluye exculpando a La Mesta, pues, según contraargumentaban sus propios jueces a Paíno, “el problema extremeño tenía sus raíces en el interior de Extremadura” (pág . 183).
Fueron las oligarquías locales, más los grandes terratenientes absentistas, quienes más lucharon para impedir una reforma agraria capaz de proporcionar a los pobres terrenos de cultivo. Por lo demás, prefirieron siempre ser cómodos rentistas en inmensos latifundios
antes que empresarios emprendedores. Prueba es que “una vez desaparecida la organización trashumante, las carencias estructurales endémicas y la postración socioeconómica de la región continuaron
hasta bien pasada la mitad del siglo XX”.
Casi la mitad del libro lo constituyen los apéndices, que recogen, total o parcialmente, importantes documentos. Destacan las disposiciones de los Reyes Católicos (máximos protectores de los mesteños); los pleitos contra las ciudades de Mérida y Badajoz, que
requisaban (1509) a los trashumantes toros para las capeas; las lites de Cáceres p en defensa de sus montes; la nómina de cuantos componían el archivo mesteño de Villanueva de la Serena (hoy, en el
Histórico Nacional) y todos los relacionados con el origen, desarrollo y resolución del célebre “Memorial Ajustado” entre la Mesta y la ciudades extremeñas (1783).
Juan Estepa García, La Mesta en la Historia de Extremadura. Badajoz, autoedición, 2012