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Manuel Pecellín

Libre con Libros

ESTAMPAS DE MÉRIDA

A mitad de los años cincuenta del pasado siglo, comenzó a publicarse Mérida, periódico semanal que patrocinaba José Fernández López y dirigían Sáez de Buruaga y Rabanal Brito. Allí comenzó a colaborar un joven con enormes inquietudes culturales, Rafael Rufino Félix, que suscribía la sección “Reloj de área”. Alternaba entonces estudios en Madrid, con estancias en el terruño. Su excelente prosa permitían augurarle un sólida carrera literaria. Se enfocó pronto más hacia el campo de la creación lírica, hasta convertirse en un magnífico poeta. (Premio Ciudad de Salamanca y Ciudad de Badajoz, la Universidad de Oxford lo ha incluye en su Tratado de Lengua castellana y literatura).

Lustros después, el escritor emeritense, tan apasionado por su ciudad, retomaba la fórmula juvenil. Durante los años 1989, 90 y 91 fue dando a luz en el periódico HOY  sus “reloj de arena”, que gozaban de gran seguimiento. Tecnigraf editó (1992) una antología de tales artículos. La prologaba Antonio Zoido, quien no dudó en encarecer “la originalidad e insólita factura expresiva” de unos textos muy acertadamente calificados por el tan sabio cuanto bondadoso crítico como crónicas sentimentales, donde alternan anécdotas de actualidad, evocaciones juveniles, apuntes cinéfilos, notas de lecturas, retratos paisajísticos o el eco de conversaciones con tertulianos inolvidables, tanto en Madrid como en el rincón nativo (Camilo J. Cela,  Dámaso Alonso, Adriano del Valle, Gloria Fuerte, Zamora Vicente, Robles Febré, Delgado Valhondo,  Álvarez Lencero, Oliart Sausol, Bernardo V. Carande, Sos Baynat y un largo etcétera. Tampoco falta la gente humilde, tal “Pajarito” o “Cascarilla”) .

Bastante más completa es esta segunda antología, para la que los editores acertaron al reproducir el prólogo de Zoido. Son 70 textos, ordenados cronológicamente, que seguimos leyendo con todo interés, sin duda porque en ellos lucen el corazón de un hombre de exquisita sensibilidad, tocado por la melancolía,  y la pluma de quien siempre persigue la palabra justa, la cadencia del discurso, los tropos e imágenes típicos de la  mejor prosa poética.

Rafael Rufino Félix es un hombre celoso de su libertad, amigo fiel, serio, pero con gran sentido del humor, poco amante del pasteleo y el arribismo, a quien le gusta referir un episodio revelador: fue expulsado del Instituto por enfrentarse a un profesor falangista, “de correa y pistola al cinto”, según sus propias palabras.

Así se le percibe en todo el volumen antológico, donde abundan también los pasajes dictados por ese imperativo ético al que procura atenerse: denuncias de múltiples atropellos urbanísticos, maltratadores de un milenario patrimonio; celebración de la caída del Muro del Berlín; recuerdo del homenaje a Antonio Machado en aquella Mérida ¡de 1964!; admiración hacia las personas capaces de proseguir sus labores pese a las carencias físicas (v.c., ceguera del historiador Navarro del Castillo); respeto, en fin, a los usos y  costumbres populares (a menudo descritos con el fervor de quien los viviera intensamente: carnavales, chaquetía, Semana Santa, cines de verano, toros, ferias y fiestas de la localidad).

Sin duda, serán sus conciudadanos quienes con mayor placer leerán el libro. Pero ningún amante de las buenas letras lo desdeñaría.

 

R. Rufino Félix Morillón, Reloj de Arena (Antología). Mérida, ERE, 2015

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