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Manuel Pecellín

Libre con Libros

JUSTO VILA IZQUIERDO

De Justo Vila señalaré algunos aspectos biográficos que de algún modo se perciben en Mañana sin falta, aunque oportunamente “literaturizados”, pues el protagonista de la novela, Dámaso Quintana, funciona como trasunto del propio autor, quien lo trata con absoluta empatía.

Justo nació (en Helechal (1954), por donde las alturas de la Siberia se perfuman con unas serranías que hollarán los últimos guerrilleros republicanos. En La agonía del búho chico (1994), el autor rindió memoria al maquis extremeño y al paisaje que lo cobijara, así como a la fauna, flora e imaginario colectivo de la comarca. Algunas huellas se perciben también aquí: Dámaso nace en Trasluz, topónimo fingido de Helechal, de donde ambos, creador y personaje, salen bien pronto para labrarse un porvenir, aquel hacia Asturias, con su familia jornalera; Dámaso, a Badajoz, donde se afincaránambos personajes, el escritor y su alter ego.Vila hace Magisterio e Historia, alternando estudios con diferentes trabajos, periplo laboral que en parte también Dámaso va a recorrer.

Formados los dos en organizaciones cristianas militantes, como la JOC y la HOAC, Vila ha sido siempre un hombre de izquierdas, cofundador de las Comisiones Obreras en Extremadura, miembro del Partido Comunista y, después, concejal del Ayuntamiento de Badajoz por el PSOE. Dámaso lucha contra el franquismo y pierde su trabajo en una empresa constructora (antes ha sobrevivido como mochilero contrabandista de la Raya) por participar en la famosa huelga de la albañilería(1987).  Consigue entrar en la Biblioteca de Extremadura, introduciéndonos así en el núcleo del libro.  Justo conoce la BIEX como nadie, pues la dirigió desde su fundación (2002) hasta su voluntario cese (2011). Entre otras joyas bibliográficas, la BIEX guarda los once originales de la célebre “Biblioteca de Barcarrota”, que en estas páginas tan importante papel juega.

Mañana sin faltatiene bastante de “Bildungsroman”, mucho de “novela histórica”, grandes dosis de “realismo social” y numerosos matices onírico-surrealistas, sin dimitir de los análisis psicológicos pertinentes, dentro de un marco coral con numerosos personajes. A todos los sentimos más o menos próximo los ciudadanos pacenses.

Como “novela de aprendizaje”, permite seguir la educación del protagonista desde la niñez a la edad adulta, hasta convertirse en el conocedor exhaustivo de los fondos bibliotecarios, muchos de los cuales van siendo descritos minuciosamente en la novela. Domina el comercio del libro antiguo, con buenos contactos entre bibliógrafos españoles y “alfarrabistas” lisboetas. Generosamente, el autor introduce, con nombres y apellidos, a no pocos extremeños tocados por esos amores hacia las letras. Pero es la Plaza Alta el centro neurálgico en torno al cual giran cuantos aparecen en sus tres capítulos, ofreciéndonos vívidas descripciones de aquel entorno.

La novela recoge buena parte de la historia de Badajoz durante el último medio siglo, enfatizando los problemas sufridos por las clases trabajadoras. La crisis revivirá situaciones que parecían superadas.

Por último, abundan notas de “realismo mágico”. Así ocurre en las conversaciones que la dueña de la pensión sigue manteniendo con su esposo … tiempo ha fallecido; las virtudes que para la premonición distinguen desde niña a la futura esposa de Dámaso; los avatares de Simbad, no un marino, sino miembro del PCE, o en la relación que el guardián de la BIEx mantiene con “Atila”, un mastín que le ayuda en la vigilancia del edificio (cuyas vicisitudes funcionales desde el medievo hasta hoy se contemplan).

Todos los hilos de la trama irán urdiéndose de un modo sumamente atractivo, que atestigua la habilidad narradora alcanzada por el autor. Como fórmula expresiva impone la ruptura permanente de la linealidad cronológica, merced al feedback, “discurso acordeón” apto para retrotraerse a situaciones del pasado más o menos remoto y reubicarse en la sincronía. A veces, el escritor se adelanta y presenta a los personajes inscritos en coordinadas de las que únicamente después se dará cuenta de cómo han sucedido las cosas.

El sujeto narrativo se implica una y otra vez, no si humor, en el relato,  alternándose la objetividad de la tercera persona con la subjetividad de la primera. El uso de expresiones fáticas o conativas busca la complicidad del lector, dirigiéndole guiños múltiples y suponiéndolo implicado emocionalmente en las situaciones descritas.

Para todo este hermoso constructo, los materiales lingüísticos utilizados proceden del habla común, con singular recurrencia, a ejemplo de Cervantes, al refranero.

Literatura paradisfrutar, conocer y seguramente hacernos mejores personas, a ejemplo del ya maduro Dámaso Quintana, que, a fin de sostener a sus hijos atribulados por un desahucio inminente, se propuso desfacer el entuerto capitalista robando y llevándose a vender en Lisboa la “Biblioteca de Barcarrota”.

 

Justo Vila, Mañana sin falt . Madrid, Trifaldi, 2019

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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