Heinrich Wilhelm von Kleist (1777-1811) constituye otro paradigma del escritor apenas reconocido en vida; silenciado mucho tiempo y, posteriormente, propuesto como uno de los más grandes de su lengua. Pese a tantas dificultades como hubo de sufrir durante su azarosa existencia, compuso una obra plural y extraordinaria (dramas, poemarios, novelas, ensayos, artículos), que él mismo mutiló lanzando al fuego parte de sus manuscritos poco antes de suicidarse.
“Nun, o Unsterblichkeit, bist du ganz mein” (Ahora, oh eternidad, eres completamente mía), el verso que adorna su epitafio, comenzó a adquirir sentido tras el pistoletazo fatal, para plenificarse a medida que su fama se acrecienta. Según muchos críticos y estudiosos, Kleist es uno de los máximos creadores del Romanticismo alemán, lo que es decir mucho teniendo en cuenta quienes figuran en tan preclara nómina: Goethe, Schiller, Novalis, los hermanos Grimm, Hölderlin, Heine, Hoffmann y otros genios conformadores de aquel movimiento “Sturm und Drang” (Tormenta e Ímpetu), al que también se adscribe Kleist, si bien él era consciente de sus personales características. Toda aquella pléyade, con las que tuvo relaciones más o menos amistosas (fue siempre muy retraído e incluso acomplejado), contextualizan las páginas de De tormenta, historia de mi alma.
Su autor, Agustín Muñoz Sanz (Valle de la Serena, 1953) es sobradamente conocido por los lectores de HOY, periódico donde colabora de forma habitual, y de cuantos muestran interés por la cultura e incluso la sanidad en Extremadura. Hombre también polifacético, como Kleist, médico prestigioso, profesor de la UEX, es autor de numerosos ensayos, libros de teatro, dramas y novelas, cuyos títulos son fáciles de localizar en Internet y lo erigen en uno de nuestros autores más fecundos.
Fascinado, según sus propias declaraciones, por la figura y escritos del alemán, ha querido meterse en la piel de tan extraordinario personaje a la búsqueda de las raíces hereditarias, factores familiares y ambientales, ideología, complejos, frustraciones, vicisitudes existenciales que conformaron aquel carácter irrepetible. Más aún, Agustín Muñoz proporciona la diagénesis, contenido y fortuna (escasa) de las principales creaciones de Kleist, con especial atención a las tragedias La familia Schroffenstein y Pentesilea; las comedias El cántaro roto y Anfitrión, y∫ la novela Michael Kohlhaas.
Como fórmula narrativa, el autor recurre al género (auto)biográfico, presentando el texto como una extensa epístola de doscientas páginas que Kleist se habría propuesto redactar horas antes de su suicidio. Estaríamos así ante las memorias compuestas por quien, luego de decidir quemar el diario mantenidos durante lustros, quiere recopilar los acontecimientos principales de su discurrir vital, desde la infancia hasta las horas últimas. Con todo, el discurso narrativo no es siempre un relato en primera persona, sino que el supuesto autor (Kleist) da con frecuencia entrada a diálogos cuya exactitud resulta sorprendente o inverosímil.
La prosa que Agustín Muñoz le presta es de extraordinaria calidad. Adicto a las frases cortas y precisas, en ocasiones, sobre todo al describir paisajes, el extremeño construye con abundancia singular alegorías y metáforas que lo aproximan al lenguaje poético. Lo que sabe combinar con frecuentes toques de humor y reflexiones filosóficas y metaliterarias. Fácil resulta percibir los esfuerzos que ha debido hacer para documentarse tan sólidamente sobre su “autobiografiado”.
Así nos regala un Kleist formidable, siempre dubitativo y pesimista, inquieto por la búsqueda de verdades sólidas (sus críticas a Kant resultan poco sólidas), contradictorio, ingenuo, asfixiado por la angustia, sexualmente indefinido, víctima de cefaleas y otras enfermedades, que lo alejan del destino familiar (decenas de altos militares prusianos entre los Kleist) por el de paseante rousseauniano y escritor sin éxito. Lo tuvo, sí, para convencer a una amiga, enferma de cáncer, para morir, él virgen, ella casada, juntos a orillas del Wansee, un hermoso lago berlinés.
Agustín Muñoz Sanz, De tormenta, historia de mi alma. Mérida, De la Luna Libros, 2020.