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Manuel Pecellín

Libre con Libros

ARTURO BAREA

 

Mucho complacerá esta edición crítica de La forja de un rebelde a los admiradores de Arturo Barea (Badajoz, 1897-Faringdon, 1957).  Yo figuro entre ellos desde que, siendo estudiante en la Complutense, leí su trilogía por el ejemplar que tuvo a bien regalarme Teófilo Pérez Rey, presidente nacional de la HOAC (1959-1966) y miembro muy activo de ZYX. “Ten, me dijo, para que conozcas a uno de los grandes novelistas españoles, nacido en tu tierra”. Desde entonces le he sido fiel. Le dediqué un capítulo de mi Literatura en Extremadura (Badajoz, Univeras, 1981) e hice reeditar, con prólogo de María Herrera Rodrigo (Badajoz, Diputación, 1988) El centro de la pista, recopilación de cuentos que Barea compuso durante su exilio inglés. No tuve éxito con el encargo que hice a un profesor de la UEX para reeditar su ensayo Lorca, el poeta y su pueblo (1944 en inglés; 1957 en castellano), ha poco reaparecido, con prólogo de Ian Gibson (Madrid, ed. de Jun Marqués, Instituto Cervantes/Los Galeotes, 2018).

La forja de un rebelde es ya un clásico de la literatura española, popularizado merced a la miniserie dirigida (1990) para TVE por Mario Camus. Salvo que se produzca algún día el descubrimiento inesperado de originales quizás existentes, hoy sin el menor rastro, estaríamos ante el texto definitivo. La solvencia de Francisco Caudet (Alcalá de Chivert, 1942) lo garantiza. Con un estudio preliminar de 365 páginas, se incluyen en un volumen de 1.336, con generosas notas al pie, las tres entregas dadas a luz por el autor entre 1941 y 1951, traducidas (al menos) al inglés – Barea ignoraba dicho idioma-  por su segunda esposa, la muy inteligente Ilsa Kulcsar, judía austríaca, políglota, también comprometida con la causa de la II República: La forja, La ruta y La llama.

Para componer su magnífico exordio, Caudet, especialista en literatura del exilio, catedrático en diferentes universidades de España y América, se sirve de sus propias investigaciones y de los cada vez más abundantes ensayos sobre el escritor extremeño, según señala el apéndice bibliográfico. Los que parecen haberle sido de mayor utilidad son los de W. Chislett (en el catálogo de la exposición Arturo Barea. La ventana inglesa. Madrid, Instituto Cervantes, 2017), Michael Eaude (Arturo Barea. Triunfo en la medianoche. Mérida, ERE, 2001) y la tesis doctoral de Eva Nieto McAvoy (A Spaniard in Herfordshire: the intelectual exile of Arturo Barea. Birkbeck, University of London, 2017).  Y le han sido de singular ayuda otros textos de Barea, que se recogen en  Palabras recobradas. Textos inéditos (Madrid, Debate, 2000), publicación preparada por Nigel Towson, a quien se debe también la edición de los Cuentos completos de Barea (Madrid, Debate, 2001).

Caudet confiesa sentir indiscutible empatía (Einfühlung) por aquel hombre de orígenes humildes, autodidacta, tan hábil con los recursos del habla de las clases populares, capaz de trascender su relato autobiográfico en un cuadro sociológico extraordinariamente revelador sobre el primer tercio del siglo XX hispano. Raymond Carr supo decir que los escritos de Barea pueden enseñar más que los de muchos historiadores sobre la España primisecular, la guerra de Marruecos, el ejército africanista o el Madrid sitiado. ”A Barea le preocupó sobre todo explicarse y explicar qué llevó a la hecatombe de la guerra, a los bombardeos de Madrid, a quema de iglesias, a los brutales asesinatos de unos y otros… No hay en su obra de convencido socialista y republicano, un discurso partidista, por o contra ningún partido. Lo que él sobre todo cuenta es una parte de aquella terrible realidad de la que fue testigo y en buena parte protagonista”, sostiene Caudet (pág. 116).

Seguir de su mano cómo fue formándose la conciencia escritora de tan singular narrador, desde los cuentos iniciales a la gran trilogía, sin olvidar sus ensayos e incluso la fallida novela La raíz rota (Buenos Aires, 1955), junto al discurso existencial de aquel hombre recio, contradictorio a veces, constituye un ejercicio de placer y aprendizaje. Caudet proporciona también numerosos apuntes para contextualizar los de Barea a escala española, lo que a veces conduce a digresiones que parecen alejarnos del núcleo argumentativo, aunque nunca resulten superfluas y siempre estén muy sólidamente documentadas,

 

Arturo Barea, La forja de un rebelde. Edición de Francisco Caudet. Madrid, Cátedra, 2019.

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