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Manuel Pecellín

Libre con Libros

MUJERES DE BADAJOZ

 

Cronista de Badajoz desde 1995, donde vino al mundo (1941) y reside, sobre el pasado de la ciudad, pacenses ilustres o sus monumentos más significativos tiene publicadas Alberto González Rodríguez obras como Historia de Badajoz, Badajoz ayer, Badajoz cara al Guadiana, Puerta y Puente de Palma, Itinerarios y encrucijadas: calles del viejo Badajoz, Seminario diocesano de San Atón, Badajoz y Godoy, La larga agonía del extremeño Godoy, Godoy vuelve a casa, el Morales de Villanueva de la Serena  o Juan Valdés, pintor badajoceño.

 Así mismo, entre sus trabajos más recientes figuran las ediciones críticas de dos libros clásicos: Historia de Badajoz, 1727, de Diego Suárez de Figueroa; Crisi histórica de Badajo<, 1754, de Ascensio de Morales.

Aunque los intereses intelectuales del cronista se abren a toda la Región, según demostrara con su tesis doctoral Las poblaciones de la Baja Extremadura: Hornachos, enclave morisco; Extremadura popular, casas y pueblos o Transformación constructiva y urbanística de Extremadura.

Justamente para dar voz a esa parte silenciada de la historia, Alberto González, valiéndose de sus extraordinarios conocimientos sobre el tema, daba a luz en 2008 (Bartolomé Gil/Tecnigraf Editores) Mujeres en la Historia de Badajoz, cuyos 1.000 ejemplares se agotaron pronto. Reaparece “corregida y aumentada”. Volumen con casi 400 páginas y atractivas ilustraciones, ofrece cuanto el autor ha podido  recopilar (consúltese el apéndice bibliográfico) sobre las personalidades femeninas, de toda clase y condición, desde altas princesas a humildes trabajadoras, que han dejado huellas de cualquier tipo en la ciudad. Unas, nacidas o afincadas aquí; otras, residentes algún tiempo o quizá sólo de paso; muchas, que incluso nunca visitaron Badajoz, pero tomaron decisiones,que marcaron el devenir de sus habitantes.

El historiador las presenta siguiendo el orden cronológico, desde la Alta Edad Media (la ciudad se funda en el s. IX) hasta la época Contemporánea y, alcanzada ésta, cuando la mujer irrumpe en todos los frentes, según capítulos con claros indicadores: “damas de noble estirpe”, “religiosas”, “marginadas y desheredadas”, “tipos de la vida cotidiana”, “trabajadoras y emprendedoras” y el multicomprensivo “cultura, arte, deporte”.  No olvidaré “mujeres bravas”, quizá el más sabroso de todos, donde mejor lucen las cualidades literarias y la vena humorística de quien sabe, sin perder nunca el rigor exigible, transformar su estudio en una auténtica novela histórica de carácter coral, con casi cuatrocientas protagonistas.

Lógicamente, las altomedievales son figuras legendarias, que el autor rescata de los oportunos topónimos o de textos imaginativos. Con más fiables apoyos, la nómina va engrosándose especialmente a cargo de las muchas reinas o princesas, de Portugal y España, que aquí casaron e incluso murieron. Durante la Modernidad, son ya muchas, perfectamente documentadas, las personalidades femeninas que sobresaldrán por sus riquezas, obras de caridad, toma de decisiones, compromisos religiosos y sociales que pueblan palacios, conventos o humildes viviendas. Como es lógico, la nómina irá incrementándose según avanzan las conquistas de la mujer, hasta concluir con nombres y apellidos de personas que los de nuestra generación hemos podido conocer y admirar.

A nuestro entender, cabría destacar las siguientes:

Leonor Gragera, “La Portuguesa rica” (n. 1640); María del Carmen Valero que pagó la reparación del Puente de Palmas, arrasado por el río (1603);

Isabel de Aguilar, la esposa sin marido; María Dolores León (n.1798),Lady Smith”, así conocida por su matrimonio con quien sería uno de los más importantes militares ingleses y que hoy da nombre a una ciudad en Sudáfrica; Isabel la Sanginesa, “una verdulera con arrestos”, cuya intervención impediría que Badajoz entero volase por la pólvora (1685); María Cambero, La Mariona, que encabezó un tremendo y trágico motín (2 de mayo de 1808); Amalia Anglés Mayer (n. 18279, prima donna pacense, que con sólo 25 años debutó en la Scala de Milán;  Matilde Landa Vaz (n.1904), la mítica dirigente del Partido Comunista, muerta en la cárcel de Mallorca (1942) y cuyas hermanas, Aída y, especialmente Jacinta, bien podrían haber figurado en el libro; Pilar Sampérez Ladrón de Guevara (n.1876), “una mujer de doble vida “ (deportista y comadrona); Julia Urdaín Zubelzu (n. 1918), llegada desde su Alsasua natal para convertirse en famosa comercial, “Julichu”; Esperanza Segura Covarsí, fundadora de la tertulia de “los sabáticos”, de tan memorables recuerdos; Anne Marie Puyraimond (n. Burdeos, 1920),  que durante medio siglo se hizo admirar como Madame Brun” y Eva Callejo  García (n. 1918), creadora polifacética y militante comprometida en todas las causas justas.

 

Alberto González Rodríguez, Mujeres en la Historia de Badajoz. Badajoz, Tecnigraf, 2020.

 

 

 

 

 

 

 

 

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