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Manuel Pecellín

Libre con Libros

UNA MUJER LIBRE

 

Natural de Badajoz (1975), licenciada en Periodismo por la Universidad de San Pablo CEU, Marta Vilella Domínguez se dedicó primero a la enseñanza y ha trabajado después como redactora en programas de Antena 3, Telecinco y Telemadrid. Actualmente se dedica a la comunicación institucional para el Gobierno de la Comunidad de Madrid. La afición al teatro la condujo a fundar compañía propia, que ella dirige, Miserables CBC.

Aprovechando un periodo de paro laboral, escribió su primera novela La duquesa de Northcastle (Madrid, Sial Pigmalión, 2016), con la que obtuvo el Premio Escriduende a la autora revelación en la Feria del Libro de Madrid 2016.  Enmarcada en la Inglaterra del XIX, la época victoriana de la “doble moral” – no rigen los mismos principios en lo privado y en lo público -, se publicó con prólogo de Marisol Esteban, quien destaca las notas costumbristas y, a la vez, románticas de la obra. Elisabeth Lanchester, la protagonista, surge como mujer apasionada, de espíritu libre, dispuesta a conseguir su realización personal por encima de cualquier prejuicio de clase.

También una mujer es el centro de la segunda novela de la escritora pacense, Hasta que te encontré (Sial Pigmalión, 2017), cuyo prólogo suscribe la escritora Mª Ángeles Cantalapiedra. Aunque mantiene una gran carga de romanticismo, se sitúa en la época actual, con el lenguaje propio de la juventud desenfadada de nuestros días, tan afecta al uso y abuso de las comunicaciones digitales.

Aberdee, publicada a finales del pandémico 2020, mucho más extensa que las dos anteriores, testimonia la madurez narrativa que la autora ha alcanzado. Aparece con prólogo de la venezolana Nery Santos Gómez (Caracas, 1967), residente en USA. Si Marta Vilella se repite alguna vez los conocidos versos del retrato de Machado

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada,

 quizás respondería que no renuncia al romanticismo, ni a la clásica pretensión de combatir con su prosa a cuantos infectan este mundo, sembrándolo de desencuentros, venganzas y cobardías. Frente a tales desajustes irá erigiéndose la figura de Aberdeen Prior, un modelo de entereza, como avance literario de las grandes feministas inglesas. Su nombre mismo (Aberdeen es una importante ciudad de Escocia) nos conduce ya a la patria de Walter Scott, una de los padres de la novela romántica. En la patria del whisky, el club, los clanes de rancios abolengos, Órdenes militares y el sentido desmesurado del honor familiar se sitúa la narración, enmarcada a principios del XIX, según se deduce de las connotaciones textuales. Tiempo y espacio que la novelista reconstruye situando en los mismos a sus personajes, que hablan y se comportan según los cánones de la época. Vivir un amor tan apasionado como el que casi desde la niñez mantienen, a pesar de las distancias y dificultades sobrevenidas, dos personas de clases bien distintas, exige extraordinarias dotes de carácter, sobre todo por parte de la mujer. Aberdeen, hija de la lavandera del castillo (aunque llegará a convertirse en condesa de Graham … y madame de un prostíbulo de élite), la bella Sally, a quien violan y asesinan el duque de Queensbury y sus secuaces, está enamorada del heredero de ese lord, joven que también la ama apasionadamente.  Numerosos secundarios irán apareciendo, favorables unos, enemigos cerriles, otros. Nadie tan dañino como Fiona, la rica hermanastra, encarnación misma de la perversidad. Su antítesis puede ser otra mujer libre, amiga de Aberdeen, la culta Sibil Blastoff, hija del poderoso (y corrupto) lord Wellington.

La urdimbre de la trama va complicándose, con episodios de varios tipos, escabrosos alguno, insospechados y casi inverosímiles otros, hasta el punto de hacer intervenir al propio rey de Inglaterra, cuya intervención posibilitará al fin el (re)encuentro definitivo de los dos protagonistas.

La autora, que demuestra habilidades propias de una excelente guionista, sorpresas y trucos incluidos, consigue que mantengamos el interés de principio a fin. Algunas licencias, como atribuir a la Biblia cierto refrán, perder momentáneamente el tempus del relato o repetir esa “beta” en la mina, se disculpan.

 

 

 

Marta Vilella, Aberdeen. Madrid, Sial Pigmalion, 2020.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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