Serena Tedesco, aunque natural de Madrid (n. 2000), reside desde el año 2006 en Mérida, donde hizo el Bachillerato de Artes. Actualmente cursa el Grado de Estudios de Asia Oriental en la Universidad de Sevilla. Según la web del Centro, dicha carrera pretende contribuir con un enfoque pluridisciplinar al conocimiento de aquella parte del mundo, “abarcando los caracteres culturales (arte, religión, literatura, pensamiento filosófico…), las lenguas (chino, japonés y coreano), la evolución de sus sistemas y contextos políticos, el desarrollo histórico, la organización territorial (sistema de ciudades, estructuras regionales…) y las condiciones económicas y comerciales”.
Algo de todo ello resulta perceptible en este curioso libro, el primero que publica la autora, iniciada en el mundo de las letras con microrrelatos. La joven a la orilla del abismo es un libro mosaico, en el que alternan textos en primera persona con “preludios” (hasta 35), según aparecen denominados los poemas y concluye un epílogo de hermosos dibujos a lápiz.
Mi mundo perfecto es gris y está en Japón, se lee en la entrega inicial, comenzada con una explícita declaración: “Ichi-go, ichi-e” (una vez, un pensamiento). En ese cosmos singularísimo hay un jardín silvestre, con un estanque que rodean cantos rodados y cuyas aguas cruzan carpas silenciosas. Se trata de un mundo entrevisto entre sueños, tal vez a partir de sensaciones percibidas en circunstancias más o menos coyunturales como un viaje en tren o autobús, el paseo otoñal a través del parque húmedo o la visión de la lluvia tras los cristales del domicilio propio. La imaginación puede conducirla a la tundra siberiana, llevarla a peregrinar por las islas niponas o permitirle recorrer emocionada paisajes de la mano de poetas, pintores, músicos y cineastas como Charlot, B. Keaton, P. Valéry, Kerouac, Kadinsky, V. Woolf o Masaki Kobayashi, cuyas creaciones gusta frecuentar. Lo hace en una prosa ágil, sin alharacas ni preciosismos superfluos, de sorprendente madurez.
Los poemas, blancos y libres, más distanciados del sujeto lírico por el uso de la tercera persona (salvo excepciones, entre otros, el último, un acertado cierre), no desmerecen en absoluto. Desde los de más amplio aliento a los asimilados al haikú (El tejado casi constituido/ese sombrero de paja/lo cambiaron de lugar). Otra voz que se suma al rico elenco de escritoras extremeñas.
Serena Todesco Monje, La joven a la orilla del abismo. Almería, Círculo Rojo, 2020.