Juan Quirós (Guareña, 1969) es seguramente uno de los periodistas más conocidos del país. Habitual en tertulias y programas televisivos, donde no esconde su recia personalidad, ha dirigido los diarios Sur de Málaga, Hoy de Badajoz y Las Provincias de Valencia, antes de ponerse al frente (2020) de ABC. Su sección en este periódico, “Sala de máquinas”, ofrece cada jornada una batería de opiniones que ponen de manifiesto un rasgo característico de su trayectoria informativa: crítico con el poder de turno. Baste leer la del 18/XII/21, titulada “La cuenta de las mentiras”. Érika Montañés relataba en ABC (2/IX/ 20) las palinodias que Quirós ha cantado a políticos de derecha e izquierda incursos en escándalos de corrupción económica, urbanística, administrativa, sexual, cívica, etc. Lo suyo no ha sido precisamente seguir los cauces informativos agradables a las administraciones.
Quizás sorprenda que se haya animado ahora a publicar su primer poemario, aunque sabíamos su afición a escribir versos desde la primera juventud. Bachiller en el Colegio Libre Adoptado “Eugenio Frutos” de Guareña, tuvo la suerte de recibir las enseñanzas de Ángel Campos Pámpano, quien lo aficionó a la literatura. Alguna vez me referiría su admiración hacia el hombre de tan impecable trayectoria ética y estética prematuramente arrebatado por las Parcas. Justo a mitad del libro (pág. 64) se localiza el poema “Queda la siembra”, dedicado a Ángel Campos, que nos enseñó a mirar. No es solo una evocación: algunos de sus versos transliteran otros de La semilla en la nieve, conmovedora elegía, para mí la mejor obra del maestro desaparecido, galardonada con el Premio Extremadura a la Creación (2005).
“Recuento de los años huidos” el subtítulo de la ópera prima que reseñamos. Carlos Aganzo le ha puesto un rotundo preliminar: “De la poesía como ajuste de cuentas”. Pero que no llame a engaño: el poeta únicamente quiere ajustarlas consigo mismo; con los rescoldos que abrasan su memoria; cuanto fue o pudo haber sido en el decurso de sus vivencias íntimas. Nel mezzo del cammin di nostra vita, principiaba Dante su Divina Comedia. Quirós, consciente de su edad, escribe: Yo ya sé/ que he cruzado mi rubicón/Contigo/. Menos camino me queda/que el que me ha traído/ hasta aquí (pág. 52).
Buen momento, pues, ahora que todavía mi mañana no veo/pero ya tengo una idea cierta de mí (ibídem), para esta suerte de examen de conciencia o repaso existencial. Abierto con citas de San Juan de la Cruz, Fernando Pessoa y Juan Ramón Jiménez –tres eximios creadores, llagados por la autoexigencia, la soledad interior y la melancolía -, se estructura en tres partes y un epílogo.
La primera, “Ayer”, comenzó a escribirse hacia 2008. La forman un conjunto de poemas en versos blancos y libres, de arte menor, como raudas dirigidas a la mujer amada, a la que se interpela delicadamente sin solución de continuidad. En algún momento el erotismo enciende las palabras, que también pueden impregnarse de saudades al revivir ocasiones perdidas.
En la segunda, “Antes de ayer”, el verso se desnuda aún más. El poeta se dirige a personas con quienes antaño compartió los campos abiertos/de trigo y vivencias; hace ya tanto, en una época/ que ya no habita entre nosotros (pág. 51). Las antiguas amistades, que tal vez eligieron rutas diferentes, pero ahora, entre vinos y parábolas/todo nos lo perdonamos/ porque sabemos de dónde partimos (pág. 54). sueños imaginados en aquel cine de alcoba de niño pobre; los hombres rudos/forjados para llevar trigo/a los suyos; la danza vegetal /de las hojas en la higuera; los compañeros de pupitre, difuminados en la pizarra germinal; las fachadas, en fin, que ocupamos un día y hoy ya no reconocemos.
“Mañana”, la parte última y más breve, se compuso hacia 2012. Bascula entre los recuerdos de la pubertad y la cálida evocación de los amores familiares.
Componen el epílogo dos extensos poemas, escritos más recientemente (2019). Uno retrata a Majo Grimaldo, compañera en Las Provincias, que la muerte arrebató en plena madurez. El segundo, “Servicios prestados”, es una confesión explícita de errores y aciertos, añoranzas y pequeños placeres (disfrutar de un libro, preparar alimentos en la cocina, aprender a leer el callejero, volver a mi pueblo una semana).
Para leer, Pérdidas y ganancias, decidir como fondo el May way de F. Sinatra.
Julián Quirós, Pérdidas y ganancias. Madrid, Ars Poetica, diciembre 2021.