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Manuel Pecellín

Libre con Libros

                                   LA LARGA SOMBRA DE LOS GRIEGOS

 

“Aún quedamos partisanos que amamos a los antiguos griegos”, declaraba recientemente el gran helenista Carlos García Gual al escribir sobre su obra última, Prometeo, el gigante que les robó el fuego a los dioses en favor de los hombres,

Entre quienes, como el académico dicho, se confiesa fatalmente atrapado por las voces y los ecos de la cultura clásica figura el filólogo Florián Recio (Almendralejo, 1960).

Lo demuestran muchas de sus obras (novelas, cuentos, guiones para TV, poemarios, dramas), entre las que cabe recordar Zeus nuestro que estás en los cielos, comedia inspirada en los conflictos que apuran a los dioses mitológicos.

También se escuchan elementos de tan inagotable sinfonía en Historias de otro mundo. Se trata de un quinteto de narraciones, inspiradas en relatos ofrecidos por Herédoto en sus Nueve libros de historia, según reconoce el sustítulo. A las contribuciones del heleno – otro prohombre de aquel genial siglo V a. C., cuando se forjó la cultura occidental -, Florián ha sabido darles toques orientalistas que a mí me han recordado algún cuento de esa fuente de inspiración también inagotable que constituyen Las mil y una noches.

Con una prosa ligerísima, absolutamente recortada en oraciones de escasos o únicos miembros, sobre todo cuando al autor le interesar acelerar los acontecimientos que refiere (imaginados, pero con fundamentos reales), fundiendo a menudo los diálogos en el discurso narrativo, estos relatos, de notable extensión (salvo el último), van sucediéndose sin permitir que el lector abandone hasta el final. Historias de otro mundo, independientes entre sí, acaso perdidas en la nebulosa de los siglos, aunque con la constante vigencia atribuible a la misma condición humana.

Abre “Dios premia al misericordioso”, tal vez la más fantástica de todas y, la vez, más humana.  Los protagonistas son dos viejos tan diferentes como Behruz, un humilde campesino masageta, y Kavan antiguo poderoso servidor del gran rey Ciro. Un acontecimiento similar al que Javier Cercas recoge en Soldado de Salamina, salvó la vida del segundo durante la guerra del monarca persa invasor contra Tomiris, la valerosa reina escita. El relato bascula entre las evocaciones de la contienda y las anécdotas que produce el encuentro de los antiguos dos enemigos. Aunque algo previsible, el desenlace resulta conmovedor.

Más fantasioso es el segundo, “Hasani, el faraón astuto”. Aunque no menos lo fue Akil, el arquitecto favorito, quien le hizo la cámara del tesoro.  La proyectó con trampa, por la que acceder fácilmente a las enormes riquezas allí acumuladas. De robarlas se encargarán dos hijos del artífice, auténticos Alí Babás a quienes la codicia terminaría cegando. Sólo que con suerte distinta: mientras uno cae en la trampa fatal dispuesta por el desconfiado faraón, el otro termina casándose con la bella hija de Hasani, tras extraordinarias aventuras.

El mismo derroche imaginativo; fuerza plástica para enmarcar las actuaciones y excelente prosa se perciben en “Tras las sombras de Orestes”, recreación de la cultura espartana, con un personaje como Cucharita, émulo del Ulises que regresa a Ítaca avejentado y harapiento, pero aún vigoroso; “El tapiz de las Moiras”, donde los hijos del  riquísimo rey Creso, Atys, la flor de Lidia, y el enclenque Alyate –sordo, mudo, cojo- tendrán inesperadas fortunas y, por último, “Curso breve de caballería”, inspirado en las guerras entre Darío y las polis griegas.

Alguien dijo que seguíamos viviendo a la sombra de los griegos. Y de los medopersas, judíos, egipcios y tantos más pueblos antiguos, podríamos añadir. Obras como la de Florián Recio reavivan las brasas.

 

 

 

 

 

Florián Recio, Historias de otro mundo. Mérida, ERE, 2021.

 

 

 

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