Conocí a José Luis Muñoz (Salamanca, 1951) cuando obtuvo el Premio de Ciudad de Badajoz 2008 con El mal absoluto, novela cuyos dos protagonistas tienen cuentas pendientes desde que se encontraron en Auschwitz: Meissner, el carcelero nazi orgulloso de las atrocidades allí cometidas, y Yehuda Weis, judío escapado del horror, que se tomará terrible venganza.
Para entonces, el escritor contaba con numerosas publicaciones e importantes galardones, carrera literaria que no ha hecho sino acrecentarse en un medio centenar de títulos. Tiene en su haber con premios tan notables como Tigre Juan, Azorín, La Sonrisa Vertical, Café Gijón, Ignacio Aldecoa, Francisco García Pavón, Camilo José Cela y Carmen Martín Gaite. Preside la asociación “Lee o muere”, que promociona el festival Black Mountain Bossòst, en este pueblo del Valle de Arán, donde reside y dirige las colecciones “La Orilla Negra” y “Sed de Mal”.
Reconocido como uno de los más reconocidos escritores de novela negra, a dicho género pertenece Brother. Libertad, presentada como la parte inicial de una trilogía enmarcada en los Estados Unidos actuales, es un acerbo ditirambo contra el “American way of life” y sus peores derivaciones. La droga, el alcohol, el sexo y la violencia presiden los ambientes por donde discurren los jóvenes protagonistas en la rica costa de California (Paradise Hill, Santa Bárbara, La Jolla, Los Ángeles…, con tantas huellas españolas y mexicas). Conjuntados esos factores disolventes, la tragedia resulta ineludible, agravada por la absoluta amoralidad de los personajes. Maestro de los diálogos, con el argot oportuno según las ocasiones, el novelista los enmarca a la perfección, haciéndolos descubrirse ante los lectores sin el menor tapujo.
Con claras apoyaturas en el relato bíblico e ingeniosos juegos de palabras, Caín y Abel Brother (el segundo es bastante peor que el primero, y ya es decir) difícilmente podrían escapar del fatum: el padre (God=Dios, en algunas ocasiones; Dog=Perro, las más de las veces) es un alcohólico, vendedor de poesías pornográficas, pastor de la iglesia de las Cuatro Esquinas, hasta que lo expulsaron por mala conducta. Los tuvo con Keyla, triste modelo junto a la que compartía una desastrosa caravana, hasta que la mujer por ahora desaparecida, se cansa y huye, quizás rumbo a Alaska.
Abel sale de la cárcel de San Diego tras dos lustros, por un crimen que en realidad cometió su hermano. Entre ellos hay una singular relación de amor/odio. Sale más corrupto que entró, con ansias de vengarse por las violaciones allí sufridas. Caín, un narcotraficante medio, y su esposa, la sensual Eva Blondie, lo acogen, aunque temerosos de por dónde discurrirán los acontecimientos. Todo irá peor de lo previsible, dejando un porvenir no menos dramático para las dos futuras entregas de Brother.
Algún amor platónico (Natalie Wood); las evocaciones de los pocos momentos felices de la infancia (nunca fueron a la escuela los dos hermanos); las alegres consumiciones de cine, clubs, tabernas y fast food, así como las plásticas descripciones de las hermosas playas californianas, alivian un relato sin concesión a las buenas costumbres.
José Luis Muñoz, Brother. Lleida, Milenio Publicaciones, 2021.
