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Manuel Pecellín

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CARMEN MUÑOZ EN “LA MALETA EXTREMEÑA”

Pertenece Carmen Muñoz Manzano (Malpartida de Plasencia, 1906-A Coruña, 2002) a ese nutrido grupo de mujeres badajocenses y cacereñas (Jacinta Landa Vaz, Carmen y Jacinta Viqueira Landa, Nuria de Buen Lozano, Palmira Gordillo Carvajal, Elvira Quintana Molina, Rosa Caballero Arcos, , Josefa Pecellín Chavero…) que, por distintas aunque similares razones, conforman lo que hemos dado en llamar “la maleta extremeña”. Tuvieron que exiliarse, tras la derrota de la II República, para eludir la persecución desatada en España contra los perdedores. Muchas se habían comprometido directamente en defensa de sus ideas antifascistas. Otras, menores de edad, partieron hacia América con los familiares republicanos. Pronto hará un siglo de aquella dolorosa diáspora y sobre muchas de las partícipes apenas sabemos más que algunos apuntes dispersos, cada vez con mayor dificultad para completarlos.

Así sucedía hasta ahora con la figura de Carmen Muñoz Manzano.  Si los afanes de Emilio Oliva (n. 1948) no han podido establecer la biografía completa de su singular paisana, al menos ha logrado documentar los datos fundamentales. Los referidos a la infancia, adolescencia y juventud de la futura pedagoga siguen en buena medida ocultos, sin duda tras las destrucciones de tantos archivos privados y oficiales a raíz de la guerra 1936-1939. Tampoco se nos dan a conocer los frutos de Carmen Muñoz como escritora (a veces utilizo el seudónimo de “Beatriz Galindo”), reduciéndose el biógrafo (y eso lo entendemos menos) a mencionar los títulos de algunos de los libros publicados por aquella (La pequeña clave ortográfica, Pirene, La Edad Media), aparte varios artículos de la misma. Sí hace un uso generoso de su epistolario, parte del cual dieron a luz en 2005 X.L. Axeitos y R. Portela Yáñez (Sada, Ediciós do Castro. Biblioteca del Exilio).

Maestra e Inspectora de Enseñanza Primaria, la personalidad de la “chinata” queda a menudo oculta tras la de su esposo, Rafael Dieste (Rianxo, 1899-Santiago de Compostela, 1981). Lo conoció en Valencia de Alcántara, cuando el pronto célebre galleguista vino a Cáceres para dirigir las Misiones Pedagógicas desarrolladas en numerosas poblaciones de aquella provincia y en las que Carmen, afecta a los principios pedagógicos de la ILE, colaboró entusiasta y efectivamente. Casados en septiembre de 1934, los esposos vivirán unidos las duras peripecias ocasionadas por la sublevación militar,  el apoyo al gobierno legítimo, el tránsito a Francia (Carmen sufre dos heridas de bomba junto a la frontera, mientras Rafael es recluido en el campo de concentración de Saint-Cyprien) y el viaje a América. Juntos siguen allí  –salvo los cursos como docentes en las Universidades de Cambridge y Monterrey -, hasta que deciden regresar (1961) a España. Durante el exilio, Carmen Muñoz se desempeña como maestra y colaboradora de la editorial argentina Atlántida (revisión de originales y traducciones, fundamentalmente).

Establecidos en Galicia, consigue pronto (1965) superar las exigencias de la comisión de depuración y reintegrarse al cuerpo de inspectores para la provincia de A Coruña, hasta su jubilación en 1976. La verdad es que se mantuvo siempre mucho más atenta (“pendiente de su marido, como una alumna enamorada”, según expresión de J. Gil-Albert) a impulsar las obras de Dieste que las suyas propias.  Por que se publicasen completas, según consiguió, lucharía con denuedo tras quedarse viuda.

Carmen Muñoz mantuvo una rica correspondencia con personalidades de la cultura, españoles y latinoamericanos (Lorenzo Varela, Luis Seoane, Antonio Sánchez Barbudo Arturo  Serrano Plaja, Esther de Cáceres…). Emilio Oliva ha espigado las múltiples  referencias que en sus cartas hace a Extremadura, a donde regresó temporalmente  en numerosas ocasiones. Hija adoptiva de Rianxo y gallega de adopción, nunca perdió la memoria del terruño natal. Especial interés ofrece la conferencia  “Trabajos y fiestas de un pueblo español”, que pronunciase (febrero de 1951) en la Universidad de Cambrigde, centrada en la etnografía de Malpartida. Según anota Oliva, su texto apareció en el periódico Aires Chinatos (mayo 1978) y se reproduce en el libro Raíces chinatas (1985). “Me di cuenta – aclara la autora – de que no había perdido mis señas de identidad, de extremeña, y aunque estuve mucho tiempo sin ver sus ciudades, pueblos abrasados por el sol, hombres humildes y trabajadores, familiares y amigos, nunca s eme olvidaron mis raíces” (pág. 76).

 

Emilio Oliva Fernández, Carmen Muñoz Manzano y su tiempo (1906-2002). Mérida, ERE, 2021.

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