Para los pueblos asentados a sus pies, Tentudía es desde épocas inmemoriales la auténtica “montaña mágica” (con permiso de Mann y su Zauberger suiza). Lo viene siendo de forma especial a partir de que Pelay Pérez Correa, “el Cid del Sur”, tras obtener una batalla contra los musulmanes (8 septiembre 1248) decidiera levantar allí una ermita para honrar a la Virgen, a cuya intervención milagrosa atribuyó el triunfo. Transformada luego en iglesia gótica, con conventual mudéjar adjunto, tras peripecias miles, luces y sombras polifacéticas, desde el esplendor renacentista hasta el casi absoluto deterioro y la feliz (aunque incompleta) restauración contemporánea, en la cima más alta de la provincia de Badajoz continúa vigilante sobre la Ruta de la Plata el santuario mariano de Tudía, en términos de Calera de León. Justo Vila Izquierdo acertó cuando, junto con el antropólogo Rufino Acosta, puso título al volumen colectivo, donde tuve la honra de colaborar, Tentudía: la montaña mágica (Badajoz, Diputación, 2001).
Sin duda, quienes mejor conocen la historia de aquel entorno único son los autores de esta obra, ambos nacidos en la citada población, Elías López Contreras, licenciado en Teología, y Manuel López Fernández, doctor en Historia. Cada cual suscribe sus propios capítulos. Los dos tienen publicados innumerables estudios en la revista anual Tentudía en torno aquel santuario erigido por la Orden de Santiago. Constituyen la base bibliográfica principal de la presenta entrega (tomo con 328 páginas y generosas ilustraciones) que más de una vez descubre la arquitectura y repite pasajes. Nada empece, no obstante, para tenerla como obra admirable, sólidamente documentada y, en tanto no se descubran documentos perdidos, definitiva, si bien quedan hipótesis por resolver.
Una atañe al origen del nombre. Terrón Albarrán sostuvo la etimología árabe, haciéndolo proceder del que recibe la calamita, metal abundante en aquella zona minera: Chabal Tutiya, Sierra de Tudía. Nuestros autores prefieren ligar el topónimo al supuesto milagro de la Virgen, a la que Pelay P.C. habría rogado “detén tu día” para vencer a los moros.
No lo recogen ninguna de las cinco Cantigas que Alfonso X dedicó a la taumaturgia del lugar, pero la leyenda debió tener un origen temprano y notable trascendencia literaria (el mismo Lope de Vega le dedicó la comedia El sol parado). La devoción a la Virgen de Tentudía sigue vigente en todos los pueblos del entorno e incluso más lejanos, según aquí se expone.
Hay otras cuestiones de singular interés: el análisis de las cerámicas renacentistas del Monasterio, hechas por Nicoloso Pisano y Cristóbal de Augusta, las más importantes de su género en España (Elías L.); la biografía de los personajes enterrados en sus capillas y altar mayor; la pugna entablada durante el último tercio del XIX entre el Krausista Tomás Romero de Castilla, defensor de restaurar Tentudía, contra Vicente Barrantes, empecinado en volcarse a favor del decaído Guadalupe (Manuel L.); el estudio de las causas que contribuyen a crisis del monumento santiaguista (dedicación de sus rentas al salmantino Colegio del Rey, Guerra de la Independencia, desamortización de Mendizábal, desplazamiento y desaparición de la Vicaría); luchas del pueblo de Calera para defender su impresionante patrimonio artístico ante agresiones múltiples y hasta intentos de compra para llevárselo a USA; actuaciones de la Diputación pacense y la Junta de Extremadura para poner remedio al deterioro de la iglesia y los dos conventuales (el del Tentudía y el del propio pueblo), etc.
El áspero camino de cabra para ascender a la cumbre, desde donde se puede divisar una de las panorámicas más impresionantes, desde Zafra a Sevilla, desde Aracena a Reina, se convirtió el año 1969 en carretera asfaltada, fácil para cualquier vehículo a motor o pedales.
“A la sombra de Tentudía” vieron la luz durante el XVI hasta veinte grandes humanistas extremeños, según hemos desarrollado en otros lugares, pléyade culminada con Zurbarán. Imaginar desde estas alturas los pasos juveniles de Arias Montano, Casiodoro, Cipriano de Valera, Pedro de Valencia, Cieza de León, Rui Lope de Segura, Tanco de Fregenal, Juan Maldonado o Catalina de Bustamante (la primera maestra de América), a la vez que se disfruta de un paisaje único en silencio absoluto, resulta experiencia inolvidable. Más que justificados están los “quejíos” de estos dos apasionados calereños al demandar la máxima protección de aquellos tesoros.
Elías López Contreras y Manuel López Fernández, Tentudía. Religiosidad mariana, leyenda, historia, arte. Zafra (imprenta Rayego), autoedición, 2022.