Un divertidísimo, original, tierno y, a la vez, irónico esperpento es e que Ramírez Lozano conduce por las playas de Cádiz en su novela última, no inocentemente titulada. La avería del Fortuna, con el Juan Carlos I y las infantas a bordo, junto Chipiona/San Lucas de Barrameda, desencadena un torbellino entre veraneantes y población local, conmocionados por el posible desembarco de la regia familia. Resulta momento propicio para que ETA monte allí el atentado más escandaloso.
Transitan estas páginas multitud de personajes, históricos unos, fantásticos los más. Entre los primeros, figuras de la farándula como Rocío Jurado, Sofía Loren, Caracol, “la duquesa roja” (genial el ágape patriótico en su palacio, a base de lentejas) o Lola Flores, que desde el cielo preside la “Iglesia Nacional Lolaila”, con cuyos simplones acólitos se comunica asiduamente. De los segundos surge toda una pléyade, similares a los que la pluma de Ramírez Lozano suele engendrar, todos descritos con toques próximos a las raíces surrealistas. Las maduras hermanas Melero, el presuntuoso Jorge Armando, el sapiente D. Aquilino, doña Soledad y sus podencos (Cipión y Berganza: guiño a Cervantes), el bobalicón de Marantino, el vate Pinocho, el senador Pelayo Sanromán (parodia de la clase política), la puntillosa Cari Biosca, el torero Pepeluis Parada, la ventera vasca Suriñes o el Pastor Alemán, celoso cabo de la Guardia Civil, se cruzan una y otra vez en aquella jornada playera semicatastrófica.
Pero los dos auténticos protagonistas son Marcos Errasti, que ha venido sorpresivamente para montar su espectáculo sangriento, y Teresita Meléndez, la fondona mujer cuyos encantos lo enamorarán (luego de “martirizarla” en el lecho) hasta el punto de emprender ambos la fuga hacia más lejanos lares.
Toda la caterva concurrirá en el espectáculo verbenero, auténtico clímax de la narración, inflamado por los pasodobles y la voz melosa de gondolero triste que se gasta al micrófono Salinas, ex del cuarteto Corimbo.
Esa España de pandereta, cerrado y sacristía machadiana continúa, auténtica “corte de los milagros” (entre Víctor Hugo y Valle Inclán), pues “la gente acude a desovar aquí a la playa como un quelonio antiguo, como un enorme saurio hecho de nuestras dificultades y carencias, de nuestra horrible invalidez, de esa torpeza tierna de animales pretéritos que acuden cada año a sus líquenes para buscarse en el espejo claro del mar” (pág. 125). Alli, donde aquellos duros antiguos que tanto en Cai dieron que hablar, la avería del yate puso un picante imprevisto. Y siguen llegando pateras cargas de magrebíes o subsaharianos.
Según se reconoce, la extraordinaria escritura de Ramírez Lozano (Nogales, 1950), mago de las palabras, conducido ante todo por su espíritu lúdico, comporta un derroche de imaginación y recursos formales. En Pasodoble, novela corta (125 págs.), nos vuelven a entusiasmar las metáforas y alegorías, así como el acierto de los numerosos neologismos, con los que labra retratos personales y descripciones paisajísticas deslumbrantes. Ninguno dará más juego que ese “España, glande y libre”, broma provocativa de la camiseta etarra. Esta adjetivación del sustantivo, marca estilística del autor, genera ingeniosos sintagmas: fotógrafos torcaces, músicos cucarachos, pasos zapatones, voz catacumba, poeta lechuzo, vestal coruja y tantos más, pinceladas con los que caracteriza los sorprendentes retratos sicológicos de muchos personajes. A los más populares, gusta presentarlos luciendo un habla popular andaluzada, ayudándose de cursivas. El recurso sirve para acentuar esos prototipos de la “España cañí”, donde junto al mar veraniego se acumulan “corazones cetáceos que apenas pueden vivir sin él, y anfibios que van y vienen; los hay corazones moluscos, vueltos sobre sí, recluidos en su propia concha; y percebes, corazones percebes que jamás se atuvieron a soltarse de su roca. Pero los hay también corazones delfines de los que enhebra la luz y hacen suyo el horizonte” (pág. 125). De todos estos especímenes, tratados sin acritud, incluso piadosamente, encontraremos ejemplares en esta obra coral.
José Antonio Ramírez Lozano, Pasodoble. Sevilla, Extrvertida Editorial, 2022.