Hace mucho que no me impactaba tanto la lectura como la que durante los días últimos he venido haciendo del volumen A medida de mis contradicciones, obra con casi seiscientas páginas, compilación de cuanto el autor considera su poesía esencial desde 1985 al 2020, según recoge el subtítulo. Cada vez que uno se enfrenta a estas publicaciones antológicas (han aparecido también, casi simultáneas las obras completas de los extremeños José Antonio Zambrano y José Iglesias Benítez), se hace más lúcida la apreciación de W. Whitman en el prefacio de su genial Hojas de hierba: “Camerado, this is no book, who touches this touches a man”.
El hombre a quien esta formidable cosecha lírica nos permite aproximarnos es Jesús María Gómez y Flores (Cáceres, 1964), otro de los magistrados cacereños “lletraferits”.
Su pasión por las letras le indujo tal vez a difundir más las de otros que las propias, aun siendo las suyas de extraordinaria valía. Lo demuestra sobradamente esta recopilación, que él mismo ha seleccionado, según sus personales criterios. Incluye en primer lugar las entregas iniciales, con las que mantiene plena sintonía formal y temática y que se publicaron por vez primera como integrantes del volumen Líneas de Tiempo (Vitruvio, 2018), que recogió los libros Escaparate con muñecas, La Dama de Shalott, Aguardando la lluvia de octubre y Arquitectura y convivencia, poemarios que aquí se incluyen como independientes. El tacto de lo efímero aparece ahora según la segunda versión (Vitruvio, 2016). Los textos de El último viaje (2007) y Arcanos Mayores (2012), publicados por Norbanova, se reproducen tras ser sometidos a una escrupulosa revisión. Escenarios (Vitruvio, 2014) y La complicidad de los amantes (2019) editado por Takara, firma ya disuelta, se recogen íntegros. Se ha prescindido por completo de plaquettes y otros materiales anteriores a 1985, hoy lejanos al gusto del creador. Casi igual ocurre con libros como Autoconfesiones (1988),Lunas de Hospital (2004), El otro yo (2005) y A contracorriente (2009), de los que se dan, poemas selectos, para nada desmerecedores de los precedentes. Las erratas de la existencia (Pigmalión, 2021), todavía en los escaparates, quedó fuera por razones obvias.
El corpus así labrado, cuya madurez creciente se percibe, nos convence de que estamos ante uno de los creadores extremeños más rigurosos. La riqueza de este “libro de libros”, en el que conviven tantos nombres, tantas voces, tantas vidas, permite sopesar los intereses múltiples que han activado la pluma de J. Mª Gómez en su prolongada carrera, así como las constantes sostenidas. Entre éstas, la pasión por la palabra desnuda y precisa; la fidelidad al verso libre y blanco (con preferencia por los metros cortos y las composiciones breves: cada poema, un pensamiento, una nostalgia, una premonición o un recuerdo); el gusto por las imágenes, a menudo tan inesperadas como espléndidas, el hipérbaton, las elipsis verbales, la prosopopeya, la sinestesia y la metáfora; las incursiones (sobre todo, en las obras últimas) hacia el versículo e incluso la prosa poética y la contención pudorosa del sujeto lírico, celosos de intimidades, más inclinado al uso de la tercera persona gramatical o al refugio del “nosotros” antes que a las carencias del yo.
Sin embargo, fácil resulta localizar los senderos por donde se conduce, según las ocasiones que le inspiran, este empedernido lector (desde Dante a Murakami, la pléyades de homenajeados resulta interminable); incapaz de escribir sin los oídos impregnados de música clásica o cantautores contemporáneos (Haydn, Schumann, Monteverdi, B. Dylan, Carlos Cano son algunos de sus cómplices); cinéfilo y viajero (cuántas películas, actrices, lugares …); nunca dogmático ni agnóstico, más bien escéptico o dubitativo; profundamente enamorado; consciente del desvalimiento que la condición humana comporta, sobre todo según avanza la edad (Miré los muros de la patria mía…), pero al que también conmocionan pérdidas elegíacamente evocadas o lugares de la vergüenza histórica como el barranco de Víznar, Guernica, el cementerio del Este en Madrid…; siempre más existencialista que metafísico, aunque no ame ponerse límites emocionales ni filosóficos.
Efi Cubero, prestigiosa poeta y ensayista, suscribe un bien meditado prólogo, mientras las delicadas ilustraciones del interior, impregnadas de fantasía onírica, se deben a Deli Cornejo.
Soy dado a dejarme morir, dientes abajo/donde nadie acude, proclamaba ya en Escaparate con muñecas (1985). Me atrevo a recordarle que, merced a su producción poética, aquí sustanciada, podrá suscribir con justificado orgullo el non omnis moriar de Horacio.
Jesús María Gómez y Flores, A medida de mis contradicciones. Poesía esencial 1985-2020. Madrid, Pigmalión, 2022.