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Manuel Pecellín

Libre con Libros

LAS PAPELETAS DE B. J. GALLARDO

 

 

La vida de B. J. Gallardo (Campanario, 1776-Alcoy, 1852) fue una indefectible lucha en defensa de los ideales democráticos (padeció cárcel, exilio a Inglaterra y vejaciones constantes). A la vez, su apasionada bibliofilia lo haría transitar infatigablemente por archivos y bibliotecas (públicas, institucionales, religiosas, particulares), a la búsqueda de libros o manuscritos de singular importancia. Al localizarlos, procuraba hacerse con ellos mediante compra, préstamos o trueques. En otros casos, los copiaba, si no total, parcialmente, o resumía en sinopsis perfectas, adjuntando multitud de datos sobre el autor, las características formales del volumen, el contexto histórico de su escritura e impresión, así como juicios críticos sobre el valor y alcance de los textos.  Tal cosecha sabía anotarlas en papeles de todo tipo, fichas o “zédulas”, con letra más bien garrapatosa y una muy personal ortografía. Según los estudiosos, llegó a escribir unas 140.000. “Gallardo enseñó a hacer papeletas, a investigar; su mérito como biblió- grafo, no superado por nadie en España, no consiste tan solo en haber visto y extractado mayor cantidad de libros y manuscritos que ningún español de todos los tiempos, sino en el tino maravilloso con que destaca lo más interesante de cada obra; un extracto hecho por Gallardo puede ahorrar la lectura de un libro sin temor de que se haya pasado ningún aspecto o noticia de interés” (Alborg).

Las mayores desventuras se cernirían sobre este tesoro, que el extremeño dejó prácticamente inédito. Pedidas, ajadas por la lluvia, malvendidas, robadas muchas de ellas, sólo una parte de tan fantástico tesoro pasará a imprenta (y no siempre íntegras, sino con recortes). Con una parte de tales apuntes fueron publicándose (entre 1863-1899), póstumos, los cuatro volúmenes que constituyen el Ensayo de una Biblioteca de libros raros y curiosos, merced a los afanes consecutivos de bibliófilos tan expertos como Zarco del Valle, Sancho Rayón y Menéndez y Pelayo.

Ahora bien, los mejores estudiosos de Gallardo (con Sáinz Rodríguez y, más que ninguno, Rodríguez-Moñino en cabeza) fueron conscientes de cuántos materiales  quedaban aún ocultos, dispersos por media España (y el extranjero). De ahí que desde hace un siglo haya venido considerándose la necesidad de un V tomo. Fue el gran bibliófilo de Calzadilla, “el príncipe de los españoles” (Bataillon) quien más adelantado tuvo el proyecto, aunque al fin no lo diese a luz.

Joaquín González Manzanares lo relanzó desde la UBEx (que tiene a Gallardo por “patrono”), logrando interesar en el mismo a otros admiradores del genial biblíógrafo, entre ellos Matilde Muro, Bartolomé Díaz, cronista de Campanario, y el alcalde Elías López Sánchez.

Tras gestiones y peripecias miles, hoy lo podemos disfrutar, porque es un auténtico gozo sumergirse en las páginas de esta publicación, impresa según el formato de sus cuatro hermanos mayores.

El prólogo, sucinto pero enjundioso, de Ana Martínez Pereira, profesora de la Complutense (Universidad que también apoya la edición) constituye un excelente preámbulo. Según declara, no se agota así la tarea, reconociendo la necesidad de añadir algún día un nuevo tomo, que requerirá tantas labores de búsqueda y limpieza como ha exigido éste. Seguramente, nadie como ella misma para realizarlo.

Organizado alfabéticamente según autores (en ocasiones, también lugares o materias), es una abrumadora comprobación de los inmensos frutos recogidos por Gallardo, así como de su rigor (¡documentos, documentos!, demandaba); capacidad para el análisis e independencia de juicio (con sus puntos de provocación e iconoclastia).

La doctora M. Pereira opta, sabiamente, por no reproducir los textos en tantas ocasiones copiados por Gallardo, pero que hoy están al alcance de cualquier lector, incluso en la red, para privilegiar los apuntes y anotaciones personales, sabrosísimos, del extremeño (no siempre fáciles de seguir, dada su peculiar ortografía). También recoge a menudo pasajes que en las cuatro entregas anteriores se eliminaron, pero que ella juzga de especial relevancia.

Imposible resumir en una reseña cuanto aporta este riquísimo acervo de noticias, referidas tanto a autores consagrados (Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Cervantes), como de otros que apenas conocen los especialistas. Entre los naturales de Extremadura, localizamos referencias a Torres Naharro (las más valiosas), Garci Sánchez de Badajoz, Micael de Carvajal, Catalina Clara Ramírez de Guzmán, Tomás Juan Serrano, J.P. Forner, García de la Huerta y otros, aunque las más sabrosas aluden a Francisco de la Parra, el corrupto fraile encausado por la Inquisición de Llerena.

Destacan también los catálogos, en ocasiones muy extensos, de las muchas bibliotecas o librerías frecuentadas por Gallardo, así como las poesías anónimas (especialmente romances) por él recolectadas.

 

Bartolomé J. Gallardo, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, formado con los apuntes de… Tomo V. Campanario, Ayuntamiento, 2022. Edición de Ana Martínez Pereira.

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