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Manuel Pecellín

Libre con Libros

                                 EL PUEBLO DE NUESTRA INFANCIA

 

 

 

Maja Haderlap es una escritora de sólida formación, que ha ido pasándose con el tiempo, como tantos más, de la poesía a la novela. Estudió Dramaturgia y Germanística en la Universidad de Viena, habiendo sido profesora de Literatura Comparada en la de Klagenfurt (Austria), donde también dirigió el teatro municipal entre 1992-2007. Traducida a varias lenguas, es miembro de la sociedad de escritores Grazer Autorinnen Autorenversammlung(Austria), de la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía y de la Eslovena de Ciencias y Artes.

Pero si algo caracteriza a Haderlap es la reivindicación de sus raíces eslavas. Vino al mundo (1961) en Eisenkappel, población perteneciente a la región de Carintia, limítrofe entre Austria y Eslovenia, de atormentada historia. Allí enmarcaría Haderlap El ángel del olvido, que obtuvo un gran éxito y Periférica publicó (2019) con su acostumbrado tino editorial.  La obra fue finalista del Premio Austríaco del Libro. En el mismo entorno ha ubicado Mujeres en la noche (Nachtfrauen en lengua alemana, aparecida el 2023) a la que resulta fácil augurarle idéntica fortuna.

Reseñé la primera en HOY (8-junio-2019), anotando sobre aquel territorio apuntes que me parece oportuno recodar aquí.

Carintia es hoy uno de los nueve estados que configuran la confederación austríaca, pero donde reside una minoría eslovena, celosa de mantener su historia, costumbres, religión y lengua propias.

Aquel hermoso ducado – escribí-  constituido a la sombra de los Alpes, tiene una vieja y convulsa historia. Durante casi mil años perteneció al Sacro Imperio Romano Germánico, integrándose después en el reino de Austria-Hungría. Disuelto éste tras la I Guerra Mundial, el Tratado de Saint-Germain (1919) disolvió las fronteras de Europa y creó un nuevo mapa del continente, Carintia se divide entre tres naciones: Italia (una parte pequeña), Yugoslavia (Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos) y Austria. Este último país obtuvo la parte del león, donde la vieja comunidad eslovena allí existente, de mayoría católica, con lenguaje y costumbres ancestrales, va a sufrir peripecias innúmeras, sobre todo tras producirse (1938) la Anschluss o anexión al III Reich. Austria pasó así, no sin complicidades, de Österreich a Ostmark («Marca del Este»), controlada por los nazis. Una fuerte guerrilla, amparándose en las montañas, se opuso a Hitler. Entre los “partisanos” (hombres, mujeres, adolescentes y casi niños), destacarán los de raíz eslovena, hasta el punto de que van a establecer las ecuaciones, sin duda falsas por su generalización, guerrillero=comunista=yugoslavo. Efectivamente, muchos de Carintia eludirán pertenecer a la Wehrmacht; otros, forzados, desertarán, marchándose a los montes para enfrentarse a las SS y la Gestapo. Cuentan con la ayuda de muchos simpatizantes. Bien caro lo pagarían. Fusilamientos, tortura y expolios miles caerán sobre ellos, que van a nutrir campos de concentración como los de Dachau, Auschwitz, Mauthausen, Lublin o el remoto Ravensbrück (especializado en recluir mujeres), de donde pocos regresarían. Ninguno lo hizo sin desgarraduras casi inimaginables. Por desgracia, el holocausto impuesto por la cruz gamada no fue solo para los judíos.

Es el argumento de El ángel del olvido, que también evoca a menudo Mujeres en la noche, tan impregnada de recuerdos autobiográficos, poesía y etnocentrismo como la primera, aunque de estructura y proyección bien distinta. Su núcleo temático lo constituye el enfrentamiento, según un narrador omnisciente va desarrollándolo, entre Anni, lúcida aldeana, católica, viuda, y Mira, a quien engendró y supo criar en la II posguerra mundial hasta conseguir saliese de aquel rincón asfixiante y estudiara Sociología en Viena, donde trabaja como bibliotecaria, a costa de soslayar las raíces comunes. Cada una centra las dos partes de la novela, que lógicamente se coimplican y enriquecen con recuerdos propios y de personajes secundarios (magnífico el de Dragica, la tía partisana), así como de acontecimientos históricos que afectaron a las dos protagonistas.

Ambas irán aproximándose cuando Anni decide bajar al pueblito, Juric, para atender a la madre, semiinválida y a punto de ser forzada por otros familiares a recluirse en un geriátrico. Tal vez le resulte posible recuperar el patrimonio étnico perdido e incluso algún antiguo amor. La visita de las dos mujeres al cementerio local, con el picante repaso a las tumbas, se erige en el vértice del texto.

Resulta un extraordinario ejercicio de análisis psicológicos, conducido por la escritora con tanta profundidad y carga de matices, como delicadeza. Sin omitir las espléndidas descripciones del paisaje urbano vienés, como el rural de los Alpes eslovenos.

 

 

 

Maja Haderlap. Mujeres en la noche. Cáceres, Periférica, 2025.

 

 

 

 

 

 

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