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Manuel Pecellín

Libre con Libros

LA VIDA TIENE SENTIDO

 

EL 10 de marzo último, dos días antes de la reclusión domiciliaria impuesta por el Gobierno, Carlos Díaz vino a Badajoz. Esa noche presentamos en la R. Sociedad Económica de Amigos del País su obra Memorias de un escritor transfronterizo (Madrid, Fundación Mounier, 2019), que reseñé en HOY. Tuve el honor de  acogerlo en mi casa y ofrecerle algunos libros. Nuestro visitante optó por llevarse un ejemplar que yo guardaba de Las cimas de la desesperación, obra de E.M. Cioran (Barcelona, Tusquets Editores, 1999). La diagénesis nos la proporciona el filósofo rumano (1911-1995) que un día decidió afincarse en París, aunque, según su Diario, le hubiese gustado hacerlo en España:

«Es evidente que, de no haberme puesto a escribir este libro a los veintiún años, me hubiese suicidado. En el estado en que me hallaba en esa época, sólo podía escribir un libro excesivo y que en cierto momento raya en el delirio. El título es pomposo y trivial a la vez. La expresión se utilizaba con mucha frecuencia en la rúbrica necrológica de los periódicos de entonces: a propósito del menor suicidio, se evocaban las “cimas de la desesperación”. Yo tenía varios títulos, pero no acababa de decidirme por ninguno de ellos. Un día, en el café al que acudía todas las tardes, pregunté al camarero: “De estos títulos, ¿cuál prefiere?”. Me quedé con el que más le gusto a él. «A casi todos los lectores de este libro les ha llamado la atención algo que me parece exacto: que contiene todos los temas -o, más precisamente, todas las obsesiones- que han dominado mi vida y que, afortunada o desgraciadamente, continúan haciéndolo.»

 

A Carlos Díaz se le disparan rápidos los pulsos de la creación (ha publicado más de trescientos libros). Sólo dos meses después del encuentro me llega este otro suyo, con el título de Cioran y una coda significativa: “El miedo a vivir”. El filósofo español, siempre provocativo, la añade como burla al miedo a morir que durante la pandemia del C!9 se ha expandido por todos los ámbitos. Lo prologa con un texto tomado de Os salvaré la vida (Premio 2017 de Novela Histórica Alfonso X el Sabio, donde J. Leguina evoca la figura del militante libertario Melchor Rodríguez, “el ángel de Carabanchel”, que, jugándose la suya, tantas vidas salvase en aquel alocado Madrid de la guerra civil.

La obra puede ser considerada un tríptico, con piezas bien distintas, pero un telón de fondo común: las reflexiones del pensador rumano sobre el miedo a vivir. En cada una van ensamblándose teselas de distinto volumen procedentes del depósito textual que diariamente engrosa este escritor incontenible. Algunas ya vieron luz en los distintos medios digitales donde colabora.

Constituyen la parte inicial una veintena de apuntes que, a modo de diario, el filósofo compuso durante la fase I de la reclusión decretada por el gobierno en todas las provincias españolas. No oculta que también él, sabiéndose por edad persona de riesgo, hubo de sufrir, como tantos de nosotros, el temor a contagiarse y replantearse cada noche, a la hora de los aplausos, qué sentido tiene vivir en esta “sociedad de cobardes atrincherada detrás de la pantalla de un móvil” (pág. 27).  “Ese pandémico pánico a morir –escribe más adelante- demuestra que la mayoría de la población necesita ser reeducada en la vida” (pág. 35). Para ello, juzga oportuno ir proponiendo los valores morales en los que cree, enemigo como es de cualquier forma de hedonismo ético, pensamiento débil o postmodernidad disoluta, si no cínica

 

Sigue el diálogo explícito con Cioran, en capítulos que reproducen amplios textos de la obra citada, con sus oportunas paráfrasis, réplicas y refutaciones. El entonces jovencísimo, pero sorprendentemente maduro escritor, hijo de un sacerdote ortodoxo, agnóstico y apátrida, pesimista y ácido, contradictorio tantas veces tantas veces (se conocen sus simpatías hacia iniciales hacia Hitler y Mussolini), ya manifestaba el axioma que habría de convertirse en el axioma de su pensamiento: “la inconveniencia de la existencia”.

Aunque inconvenientes existenciales experimentaría como pocos V.E. Frankl (Viena, 1905-1997), que se erige en el centro de la parte tercera y última. Baste recordar que este psiquiatra de etnia judía sobrevivió a varios campos de exterminio (Auschwitz y Dachau, entre otros), donde perecieron sus padres, esposa y familiares más estrechos. Carlos Díaz se interesa por la “logoterapia”, tratamiento psiconalítico formulado por este autor de obras tan relevantes como poco conocidas. “La logoterapia pretende ayudar a la persona a ponerse en disposición de encontrar su sentido existencial y descubrir los valores que dimanan de aquel”, recuerda C. Díaz (pág. 118) reafirmándose en la singularidad y valía de cada uno de los seres humanos.

Como en todos sus libros, el filósofo español derrocha ingenio, cultura literaria, humor y sobresaliente dominio del lenguaje.

 

 

Carlos Díaz, En las cimas de la desesperación. (El miedo a vivir). Guatemala, Editorial Sinergia, 2020.

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