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Manuel Pecellín

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AUTOBIOGRAFÍA DEL PADRE

 

Autobiografía de mi padre encierra con su paradójico título un atractivo juego literario. No es el autor quien nos cuenta su vida (aunque aparece ocasionalmente en algunas ocasiones). Lo que hace es referir la de su padre, Simcha Apashevsky, un judío ruso,  afincado en Francia tras un difícil periplo . Pero la escribe dándole la palabra con agudeza suma a quien la irá refiriendo en primera persona. Un extraordinario esfuerzo de análisis sicológico, dada la complejidad de aquel médico huidizo, melancólico, animoso, reflexivo, socialista democrático, sensible, políglota, empecinado en defender la cultura y valores de su etnia. Un prototipo de espíritu eslavo.

Pierre Pachet (París, 1937-2016) – la familia le cambió el apellido y lo hizo educar en una escuela católica para defenderlo de los ocupantes nazis-, profesor de universidad y crítico Literario (de 1970 fue miembro del comité de redacción de La Quinzaine litttéraire) daría a luz una prolífica obra, en la que destacan ensayos sobre grandes escritores (Baudelaire, Naipaul, Rushdie) y obras de carácter biográfico (L’Amour dans le temps, de 2005, y Devant ma mère, de 2011, ambas sobre sí mismo).

A este género pertenece la que aquí presentamos, aparecida en 1987 y pronto consagrada por la crítica. Impresiona, sobre todo, la sagacidad con que un hijo puede ir diseccionando le compleja personalidad del hombre que le dio la vida y supo sacarlo adelante venciendo dificultades enormes, pero con quien nunca estuvo especialmente unido. Esa finura psicológica para introducirse en la piel del otro; comprender las motivaciones, no siempre confesadas, de su comportamiento, las contradicciones mismas del progenitor, no dejarán indiferente a los lectores. Menos aún cuando se evoquen las dos épocas más difíciles de la vida de Simcha: el triunfo del Reich alemán antisemita y los años últimos, herido por las enfermedades somáticas y psicológicas.

Nacido en una aldea de Besarabia, territorio moldavo absorbido por el imperio ruso, acude a la escuela rabínica, huérfano de madre, prosigue estudios en Odesa. Siempre con el apoyo de familiares judíos, viene a la universidad de Nancy  para hacer Química (no le gusta), pasándose después a la de Burdeos, donde acaba haciéndose médico estomatólogo, sin desinteresarse por la psiquiatría ( pero no le convence el psicoanálisis y abundan las críticas a Freud). Casado con una lituana (excelente descripción de la noche de bodas), también de origen judío, las relaciones matrimoniales nunca fueron del todo felices.

Pero sus grandes problemas (económicos, políticos e incluso culturales) se originan al descubrir pronto (lee temprano Mein Kampf) el ascenso imparable del nazismo, alentado por un líder, Hitler, cuyo peligroso discurso disecciona con enorme lucidez. Tanta como la que exhibe al percatarse de la traición que conllevaba el pacto germanosoviético Ribbentrop-Molotov de1939.

Tras la ocupación de París, huye a Saint-Etienne, donde merced a la ayuda de algunos católicos consigue evitar el holocausto. La misma barbarie lo confirmará en los esfuerzos por crear un estado judío, aunque nunca marchará a Israel. A Rusia ni se le ocurre, consciente de cómo los soviéticos tratan a los médicos judíos (no pocos “rehabilitados” cuando ya habían sido fusilados). Después de la Liberación, abre una clínica odontológica en Vichy, para irse después a la capital. Tanto antes como después de la guerra, estima que los mayores problemas del mundo son de carácter ético.

Inevitablemente, con la edad llegan los achaques de salud. A las anomalías de la visión, se le suman el debilitamiento físico, la pérdida progresiva de memoria, los problemas de lenguaje, la incapacidad para escribir (él, que había dominado los alfabetos hebreo, cirílico y latino) …  ¡Qué conmovedoras secuencias del decurso destructivo! Una buena neuróloga, muy superior a otros colegas despiadadamente criticados por el enfermo, tampoco le solucionará gran cosa, porque la mujer fallece de modo prematuro. El fin se impone.

Novela original, perfectamente pautada, profunda y contenida, que traductora, Laura Salas Rodríguez, facilita en un castellano brillante. Jean-Bertrand Pontalis, ensayista, director de la Nouvelle Revue de Psychoanalyse y de la colección “Conocimiento del inconsciente” en la editorial Gallimard, suscribe un enjundioso posfacio.

 

 

Pierre Pachet, Aubiografía de mi padre. Cáceres, Periférica, 2021.

 

 

 

 

 

 

 

 

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