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Manuel Pecellín

Libre con Libros

SONATAS ZAFRENSES

 

 

La rueda de los días reúne en su brevedad (90 páginas de pequeña compostura), veintiocho relatos cortos, cuidadosamente escritos, que por fondo y forma retratan bien la personalidad de su creador (Zafra, 1973). Según se sabe, no ocurre siempre así, lo que aboga a favor de los estudiosos obstinados en analizar cualquier obra desentendiéndose del artífice. Aún recuerdo mi sorpresa cuando conocí al medievalista F. Stegmüller (1902-1981): costaba creer que aquel pequeño alemán (sí lucía una grosa testa) fuese el autor de tan enormes repertorios bibliográficos, así como de grandes historias del pensamiento luso-español. ( J.L. Paradinas atribuye a aquel catedrático de Friburgo el primer reconocimiento de que existió una escuela salmantina jurídico-teológica. Ver El pensamiento socioeconómico de Pedro de Valencia. Huelva, 2016, Biblioteca Montaniana, pág. 31, nota 2).

Profesor de Lengua y Literatura españolas, muy interesado por la poesía visual y el arte postal, Martínez Bueso viene desarrollando otras múltiples actividades: es editor y coordinador de la carpeta El signo móvil ” (2007). Edita y dirige desde 2009 el boletín desplegable de poesía experimental Giroscopio y desde el 2013 es director-editor de la revista cultural Madreselva (en edición online y en papel). Por otra parte, mantiene su diario digital Galvanoplastias como foro de encuentro.

Tímido, sensible y silencioso, más amante de las voces que de los ecos, apegado al terruño matrio, muchas de sus obras han ido publicándose bajo el seudónimo de Roberto Farona. Así lo hizo con Poemas metálicosZafra, Ayuntamiento, 1991) Canciones del barrio, (Badajoz, Editorial Kylix,1994), El sol sale para todos(Málaga, Corona del Sur 2004), La huella presentida (Zafra, Labcromdisol, 2005), Mi vida Lola ( Badajoz, Uziel editores, 2006), Syntagma, Badajoz, Uziel editores, 2007), Las fronteras culturales de Michael Nöelke (Badajoz, Uziel editores, 2007) y El sonido nuclear (Málaga, Corona del Sur, 2015).

Tan proclive a pasar desapercibido, atento al discurrir de los ciclos naturales con los usos y costumbres, sabores y olores, flora y fauna propios de cada estación según se desarrollan en su terruño natal, Farona ha querido dejar paso al nombre primigenio para describir con breves pinceladas las más puras sensaciones que experimenta en el discurrir cotidiano. La rueda de los días es una plaquette, nivola, novela corta, diario íntimo sonata, opúsculo o cuaderno delicadísimo, que nos permite percibir el latido de la tierra desde los efluvios primaverales a los nebulosos crepúsculos del inverno. Con una prosa declaradamente modernista, que nos hace recodar las mejores páginas de Azorín, Valle Inclán, Miró o Manuel Machado (añora el alma de nardo del árabe español, pág. 74) , permite compartir el gusto de las almendras amargas (preciosa leyenda) o las humildes perrunillas; sumirse en el sopor de del jardín familiar; escuchar la flauta callejera del afilador; percibir la energía cósmica del claustro parroquial; deslizarse por la piedra resbaladiza tras caminos pedregosos o degustar la cosecha de albaricoques caseros.

Salvo algún apunte dedicado a Sevilla, Cáceres o Badajoz (paseo compartido con el difunto J.M. Robles Febré, también editor y poeta), Bueso no ha querido moverse de Zafra para componer este recoleto homenaje, impregnado de sensaciones que podrían parecer ya olvidadas, pero que él ha sabido guardar desde la niñez e incluso recrear en los tiempos.

Las ilustraciones de Inmaculada Sánchez Condado potencian con sus delicados dibujos realistas los entornos reconocibles que enmarcan los textos (la iglesia del Rosario, la ermita de Belén, el viejo pilar, un cerezo en flor, cualquier rincón pueblerino).

 

 

José Juan Martínez Bueso, La rueda de los días. Zafra, Imprenta Rayego, diciembre 2021.

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