JAIME SALINAS
Aunque su apellido conduce de modo inevitable al gran maestro del 27, Jaime Salinas (Argelina, 1925- Islandia, 2011) supo ganarse por méritos propios la estima unánime merced a sus plurales y acertadas dedicaciones. Entre ellas sobresale la de editor, sin olvidar que fue director general del Libro y Bibliotecas en el primer gabinete de Felipe González. A la memoria de tan honorable figura está dedicada esta quinta entrega de los “Pliegos La Sorpresa”, que edita la Fundación Gerardo Diego.
La coordina José Luis Bernal, quien también suscribe los preliminares. El profesor de la Universidad de Extremadura define a Jaime Salinas como un gentil, elegante y mesurado caballero “plurilingüe”, atribuyéndole un papel clave en la vida cultural española durante la segunda mitad de la pasada centuria. Como ejemplo aduce su decisiva contribución para que finalmente vieran la luz los cinco tomos de la “Prosa Completa” de Gerardo Diego.
Los avatares de esa aventura editorial fueron narrados por el propio Jaime en un atractivo texto que aquí se reproduce. Contiene sabrosas referencias a escritores como Jorge Guillén, Alberti, Lorca, Aleixandre, Altolaguirre, Bergamín y Dámaso Alonso, así como un vívido retrato del mundo editorial español en los albores de la democracia.
Esa edición fue preparada por la hija de Diego, Elena, a requerimiento de Jaime, quien le consiguió una generosa licencia de estudios para abordar la ardua labor. Ella misma evoca los apoyos indefectibles de Salinas hasta ver culminada la obra.
Por su parte, Pureza Canelo recuerda en un cálido apunte sus deudas con la escritura del fecundo escritor santanderino, al que comenzaría a leer desde bien joven, en ediciones sueltas, como lo hizo después “en las horas del estío extremeño aliviadas por una casa rodeada de hiedra, después de largos paseos nocturnos”, tras la publicación de los dos tomos con la poesía completa de Gerardo Diego.
Esa edición (Aguilar, 1989), también alentada por Salinas, estuvo a cargo de Francisco Javier Díaz de Revenga, aunque se utilizase el texto fijado por el propio poeta para un remiso y a la postre frustrado editor barcelonés. Revenga, que puso el prólogo y la bibliografía oportuna, concluye esta entrega con un denso artículo en el que describe sus relaciones con Jaime Salinas, a quien retrata así : “Dueño desde joven de la posibilidad de expresarse en tres lenguas, muestra en Travesías la riqueza de su espíritu y, sobre todo, su excelente formación intelectual, pero más aún su prodigiosa capacidad para revivir tiempos pasados, para emocionar revelando detalles de una vida sin duda novelesca, que le conduce a destinos personales tan diversos como pueden ser: estudiante en los más variados y divergentes sistemas educativos desde el cuarto de la plancha de su casa madrileña, en la que convive con la muchacha de servicio, desde la Escuela Internacional de Madrid, hasta el liceo francés de Argel y los centros educativos norteamericanos de secundaria y universitarios; o soldado pacifista en la II Guerra Mundial en las ambulancias del American Field Service; o estudiante de cinematografía en París, entre otras muchas y muy variadas actividades, que revelaban su inexcusable condición de trashumante contemporáneo”.
Por último, señalemos que se incluye también como atractivo inserto una fotografía procedente del Archivo de Gerardo Diego, tomada en Santander durante el verano de 1936, en la que se ven las figuras de Jaime y Solita Salinas, Germaine Marin y Margarita Bonmatti, así como la cabecita rubicunda de Elena Diego, hija del poeta.
José Luis Bernal (coord.), A Jaime Salinas. Santander, Fundación Gerardo Diego, 2011.