La colección “Libretillas Jerezanas” constituye una de las empresas editoriales más valiosas del panorama literario extremeño. Aunque referidas al entorno sociocultural e histórico de Jerez de los Caballeros, sus catorce títulos (comenzó con un número O) superan con mucho los intereses localistas. Esta aventura literaria sólo puede explicarse por la tenacidad y bien hacer de su máximo responsable, Feliciano Correa, él mismo autor de no pocos títulos de la serie. En la misma han ido publicándose biografías de jerezanos ilustres (Núñez Barrero, Luis González Willemenot), ordenanzas municipales (la de 1758), poemarios, estudios artísticos y arquitectónicos, revisiones de épocas pasadas o ese ingente archivo de noticias varias que constituyen los siete tomos de la entrega nº 11 (Dos décadas prodigiosas. 1979-2002).
Tras corta pausa editorial, acoge ahora un texto de 2007, conservado en “rama” hasta que ha podido ver la luz con el patrocinio de la empresa INDESUR. Su autor, con nexos familiares y afectivos en la ciudad Templaria, los es también de otros estudios como La Revolución de 1868 en la comarca de Jerez de los Caballeros o los dos volúmenes de El Sexenio Revolucionario en la Baja Extremadura (1868-1874), donde abordaba los dos grandes temas que aquí se vuelven a tratar: las actuaciones administrativas que durante la segunda mitad del siglo XIX tuvieron lugar a favor de la burguesía terrateniente contra lel proletariado campesino y las reacciones sociales que los más pobres desencadenan para lograr sobrevivir. La implantación de un nuevo marco jurídico institucional y la desaparición de “los giros de labranza” en la comarca de Jerez, según recoge el subtítulo de la obra, fue el fruto de aquella reforma agraria liberal que en absoluto pondría remedio a las trágicas penurias de las clases populares, carente y ansiosa de tierras de sembrío. Más bien vino a agravar las cosas.
En efecto, reforzados por las disposiciones reales de Felipe V (1728) a favor de Jerez y sus Valles, los labradores pobres disfrutaban del derecho a labrar las fincas incultas, divididas por partes u “hojas”, lo que se conoce como “privilegios del sistema de giros”. No es difícil imaginar la oposición de los grandes terratenientes (absentistas muchos de ellos) contra tales medidas, en realidad eran benéficas para ambas partes: si a unos les permitía sembrar en campos ajenos, a otros se les mejoraban sus tierras merced a las labores del arado. Las desamortizaciones del XIX, que supusieron la pérdida de los bienes comunales, vendrían a agravar una situación que tampoco supo resolver el proceso revolucionario de 1868 – la época aquí estudiada – , dejando a los pobres cada vez más pobres, mientras los ricos seguían enriqueciéndose sin freno. Así se explican mejor las revueltas sociales, incrementadas a partir de 1873, que alcanzarán su cénit con la II República y las esperanzas surgidas con éstas, rotas al fin por la sublevación militar. Salvo excepciones de sacerdotes tan valientes como el jerezano Juan Antonio Núñez Barrero, la mayor parte de la clerecía extremeña se alineó junto a los poderosos, alejándose de los más pobres. No es raro que éstos optasen por otras utopías liberadoras y se impregnaran de anticlericalismo.
Ya Matías Ramón Martínez se pregunta en El libro de Jerez de los Caballeros¸ sin alcanzar una respuesta definitiva, por el origen histórico de los “giros” u “hojas”, porciones en que se dividían los términos municipales para que fuesen sembrado a turno por los vecinos labradores, con independencia de quién fuera el propietario (que se aprovechaba de los rastrojos). No importa mucho. Lo cierto es que la gente lo tenía por algo inamovible… aunque a la postre no lo fue. El Dr. España va refiriendo con todo lujo de detalles, amparado siempre en documentos, las vicisitudes de aquel proceso, otra de las historias tristes que pesan sobre la Extremadura agraria.
La obra lleva un valiente y lúcido preliminar de Feliciano Correa.
Rafael España Fuentes, La reforma liberal en Jerez de los Caballeros. Badajoz/Mérida, Diputación/Consejería de Cultura, 2010.