Tiene cuarenta años, excelente forma física y un gusto irreprimible por las carreras de fondo. A ellas, y al descanso imprescindible, viene dedicándose casi exclusivamente desde que perdiera (parcialmente) la memoria. Corre por montes, valles, llanuras y perímetros urbanos llevando a cuestas sus posesiones: un macuto mochila donde mete la ropa deportiva y un enorme fajo de billetes cuya procedencia ignora. Como tampoco sabe quién es, de dónde procede, cuál es su familia o trabajo, ni cómo se llama. Eso sí , conserva excelente imaginación, un gran dominio del lenguaje y siguen vivos sus recuerdos infantiles en la aldea natal, que evoca asiduamente : las atenciones del padre ( curioso pastor, amante de la lectura, la astronomía y el juego del frontón); las enseñanzas de D. Cayetano, el magnífico maestro de la escuela única, quien le aficionó a la literatura y le obligó a memorizar poemas de Neruda, Neruda, Aleixandre y otros grandes del 27, cuyos versos aún repite con emoción; la amistad de Martín, reencontrado posteriormente, y otras vivencias rurales. Por lo demás, sufre de angustiosas pesadillas y goza de una facilidad extraordinarias para componer historias, que cuenta dándoles visos de veracidad.
En un refugio de alta montaña, hasta donde le han llevado sus correrías, conoce a Penélope. La joven, de la que poco más sabremos, ha hecho la licenciatura en Farmacia, pero prefiere regentar una librerías. Se reencuentran horas después en la ciudad próxima (Granada) y surgen entre ambos un amor tan repentino como intenso. Es ella quien decide imponer el nombre de Ulises al desmemoriado atleta, que lo recibe con gratitud. Como los héroes homéricos, se afincarán junto al Mediterráneo. El corredor no recupera la memoria, pero al menos cura sus pesadillas al conseguir la desaparición de la imaginada niña, tan desagradable, que venía repitiéndole “sé quién eres”, sin aclarárselo nunca.
El autor de esta ingeniosa novela, escrita en bien cuidada prosa, es el granadino Fernando Gómez (n. 1973). Profesor de Instiuto, ha ejercido en el de Llerena, aunque ahora ha pasado a Sevilla, Desarrolla también otras actividades creativas, como las de ilustrador y diseñador. Entre sus publicaciones recientes figuran las obras De libros, cafés, viajes y sueños (2009), Siete cuentecitos sobre el existir (2009), El cuerpo desobediente (2010) y El hombre perpendicular (2011), entre otras. Según palabras del poeta Filippo G. di Bennardo, que suscribimos, “es un artista incansable, un poliédrico rebuscador, un escritor y un ilustrador que ofrece continuamente su particular mundo hecho de juegos de líneas, de oníricos cuerpos, de particulares acechanzas.. una Weltanschauung, un punto de vista, siempre ofrecida con generosidad, sin límites a través de su vida cosntantemente transformada por el binomio imaginación-creatividad”.
Fernando Gómez Mancha, El atleta sin memoria. Sevilla, Ediciones Moreno Mejías, 2011