Cuando la Filosofía corre el riesgo de ser la la gran damnificada de la reforma educativa que prepara el ministro Wert (parece como si la vieja dama, fomentadora de la conciencia crítica, desagradase lo mismo a las autoproclamadas izquierdas y derechas españolas, dado el tratamiento que le asignan), se publican en Extremadura dos ensayos filosóficos. Uno lo suscribe Tirso Baeza, profesor de la cosa en Cáceres, que hizo su tesis doctoral sobre el polifacético José María Valverde, famoso catedrático de Estética, y ahora resume sus principales conclusiones en este libro publicado por la ERE. Del otro, Ella, nos ocupamos aquí.
Lo edita el Ateneo cacereño, cuyas actividades cada curso nos admiran más, en colaboración con la Universidad de Extremadura. En aquella institución funciona un Seminario de Filosofía. Al frente del mismo ha estado durante el lustro último Antonio Salido Fernández, el autor de esta obra. Lleva prólogo de Esteban Cortijo, que resalta el carácter dialógico de la misma, pues mantiene (sólo en parte, que a menudo no elude formalismos academicistas) el tono coloquial de las conversaciones con los contertulios, donde se halla su génesis.
Se intuye que a Salido, como a su admirado Kant, más que enseñar Filosofía, le interesa enseñar a filosofar, si es que lo segundo puede hacerse seriamente sin conocer bien la Historia de dicho saber. (Él demuestra dominarla). En cualquier caso, este libro, si bien hace un estudio de los pensadores relevantes, desde los orígenes hasta hoy, dista mucho de parecerse a obras tipo El mundo de Sofía “No hay aquí didáctica, formación filosófica, moraleja, bondad o maldad, sólo búsqueda: la mía. Sólo una obsesió.. Ella” (pág. 19), advierte pronto el autor
Lo que a él le pre-ocupa es la situación que padecemos, tras la fracasada experiencia de la cultura postmoderna . Por más que Nietzsche y, mucho más próximo, Foucault – los dos grandes inspiradores de estas páginas – ya anunciasen la imposibilidad de establecer una base sólida, lo humano continúa siendo pura ficción. No hay posibilidad de fundamentarlo, pese al pavor que la hondura abisal de lo a-humano produce. Bajo ese prisma ( el de los intentos a la postre inútiles, si no es para los intereses del Poder ) , va recorriendo el ensayista la historia. La razón, la sustancia, Dios (Salido siempre lo escribe con minúscula), la ciencia, el espíritu, la moral, la economía, la revolución social, el arte, el lenguaje.. .que los más señalados pensadores han ido erigiendo como base de sus repectivos sistemas filosóficos, no son más que “caretas” consecutivas , llamadas cada uno a ser vaciadas por la de más reciente invención. Hasta concluir, propone Salido, en que el estado inevitabe de nuestros días es la nihilidad frente a cualquier “subiectum” posible. Ya anunciaba en los preliminares que las suyas iban a ser página de fracaso y, llegados al final de ellas, de renuncia y frustración ( p. 17). Ésa es la radical soledad que recoge el subtítulo: el hombre es un individuo ónticamente solo, aunque, como este Yo-Soledad resulta insufrible, para “tirar p´adelante” (pág. 101) y sobrevivir se vea inducido a sueños consoladores, Como el de creer que aún es posible el humanismo.
Antonio Salido Fernández, Ella. Ensayo filosófico sobre la soledad. Cáceres, Ateneo/UEX, 2012.