Editada por vez primera el año 1933 (Madrid, Biblioteca Atlántico) y reimpresa en 1988 por la Universidad de Cádiz, reaparece “Andalucía, su comunismo y su cante jondo. Intento de interpretación”, famoso ensayo que firmasen conjuntamente los extremeños Carlos y Pedro Caba. Se reedita ahora, con un pequeño cambio en el título para mejor sugerir la tesis defendida por los hermanos: el comunismo que ellos perciben en tantas canciones andaluzas no se corresponde con el de raíz marxista, aplicado después por Lenin y sus epígonos según la ortodoxia soviética, sino a la utopía ácrata, emanada fundamentalmente de Bakunin y Kropotkin, aquel anarquismo con extraordinaria proyección en la Andalucía republicana.
Enriquece esta tercera entrega un magnífico prólogo de Rubén Landa, hijo de Pedro, que establece allí la biobliografía básica de los dos ensayistas. Ambos escribieron también, aunque ya por separado, varias novelas notables e incluso algún poemario. Pedro Caba (1900-1992) fue más fecundo y a él se deben importantes libros de reflexión filosófica, compuestos en diálogo, no siempre acorde, con las enseñanzas de Ortega.
La obra se estructura en cuatro partes. La primera pretende atraer la atención de los intelectuales españoles, desatentos hasta entonces (ni los románticos, ni la Generación del 98 las valoraron) hacia esas formidables manifestaciones de cultura popular que constituyen el rico acervo del “cante jondo”. La riqueza antropológica del mismo requiere el estudio de los etnógrafos y sociólogos, porque “hay que tener la mente forrada de niebla literaria para creer que en Andalucía todo es frivolidad, ingrávida consistencia, hervor de risas, rumor de jácaras y oro de vinos” (pág. 45). Se rastrean después los orígenes y evolución de este cante, analizando sus posibles antecedentes musulmanes, hebreos y gitanos, sin olvidar raíces indígenas anteriores. Los dos últimos capítulos, sin duda los más personales y comprometidos, constituyen un agudo análisis de las músicas (Carlos era guitarristas) y letras en la copla andaluza, merced al cual los autores argumentan su tesis básica: la música flamenca, indisciplinada, carente de códigos impositivos, visceralmente individualista, junto con letras transidas de dolor, pena y espíritu rebelde, se corresponden a la perfección con las proclamas del comunismo libertario. Pese a tantas similitudes con el pueblo ruso, ” en Andalucía (añádanse Extremadura y Murcia, también afectas a lo jondo), podrá algún día nacer un Dostoiewski, pero no se espere un Lenin. Anducía no ha de imitar a Rusia. Si algún día equipa una revolución, le pondrá su etiqueta personal” (pág. 134), concluía los autores en plena época republicana. Según ellos, el espíritu libertario habría sido la constante más perceptible en la historia del pueblo andaluz, manifiesta en fandangos, peteneras, saetas, seguiriyas, soleares, malagueñas, tientos, polos , deblas y martinetes y martinetes miles, muchos antes de que obras como La conquista del pan o El apoyo mutuo , clásicos del anarquismo, vieran la luz.
Magníficamente escrito , con una prosa diamantina, este ensayo (que muchos habrían de utilizar, no siempre con el oportuno reconocimiento), conserva incólumes sus virtudes para iluminar y provocar.